Iban a restaurar un cuadro y se encontraron dos. Cada obra por un lado de la misma tela, pintadas aparentemente por el mismo autor, Juan Gabriel Barceló, con una diferencia temporal de varios años pero colgadas encima de la pila bautismal de la Iglesia de El Salvador de Mutxamel durante décadas. Los primeros días de la restauración del único cuadro que estaba pendiente de pasar por esta fase de recuperación del templo parroquial mutxamelero han estado más envueltos en suposiciones detectivescas que en labores propias de la restauración de obras artísticas.
La sorpresa fue mayúscula para las dos jóvenes restauradoras a las que el Ayuntamiento de Mutxamel había encargado este trabajo. A medida que Àngela Mas y Alba Torró iban quitando las grapas con las que el óleo estaba sujeto, tanto a una lámina de corcho como a la propia pared, se percataron de que estaban descolgando una obra de arte con dos caras. Las dos licenciadas en Bellas Artes, en la especialidad de restauración, una natural de Oliva y la otra de Cocentaina, ya tienen experiencia trabajando para universidades o para el MUBAG, y saben que hay pintores que tradicionalmente aprovechan ambas partes de una tela, pero no se podían imaginar que en la iglesia de Mutxamel iban a encontrarse con un hallazgo de este tipo, lo que ha obligado a modificar el proyecto de restauración.
Antes de descolgar el cuadro, de 3 metros de alto por 2,1 de ancho, las restauradoras lo protegieron con papel de celulosa. Nada más bajarlo al suelo, lo extendieron y colocaron sobre una superficie lisa y estable. Los pigmentos de color sobre un lienzo que además venía con preparación comercial, es decir, con una capa extra de pintura, y que la tela no esté sujeta en un bastidor, han causado muchos bultos e imperfecciones en la obra. Por eso la primera intervención, sobre la cara más dañada que era la originaria, tapada a la vista del público, está siendo aplicar calor para que la tela se extienda. Después vendrá un trabajo minucioso de recuperación, milímetro a milímetros , y la puesta a punto para que los dos óleos luzcan de nuevo.
Inicialmente, la primera fase de la restauración, con un presupuesto en torno a 7.000 euros, estaba marcada hasta el 20 de diciembre. Ahora el periodo de trabajo se ha doblado, y ya se busca financiación para cubrir la segunda fase, que se extenderá desde el regreso de vacaciones de Navidad hasta el mes de febrero.
Un pintor alicantino
Juan Gabriel Barceló nació en la localidad alicantina de Salinas en 1929 y falleció en Madrid en 1973, a los 44 años, cuando estaba en su esplendor artístico y era considerado el pintor de cámara de la época por sus retratos de políticos, magnates, nobles e incluso de la reina Fabiola de Bélgica, de John Fitzgerald Kennedy y de su esposa Jacqueline o de diferentes personalidades de la alta sociedad de Río de Janeiro, donde vivió unos años.
Pero es que Juan Gabriel Barceló también es el nombre artístico de Gabriel Juan Tomás, sobrino del que fuera cura de Mutxamel, Jose Juan Barceló. Todo indica que el joven artista, con 16 años, recibió el encargo de su tío para que pintara un lienzo de grandes dimensiones en la capilla del bautismo de la iglesia, obra que realizó en 1945 pero que años después, cuando Barceló ya era copista del Museo del Prado, decidió arrinconar en la parte posterior del lienzo. El motivo elegido ahora para que todos los feligreses admirases volvío a ser el "Bautismo de Cristo", aunque esta vez, el pintor se inclinó por realizar una copia oficial de la obra de Domenico Tintoretto que pertenece a la pinacoteca del Prado, donde San Juan Bautista, vestido con pieles de camello, bautiza a Cristo en las aguas del río Jordán.
Es decir, la obra expuesta durante décadas y que seguirá siendo la cara visible del futuro marco, provisto de una bisagra giratoria que permitirá admirar ambas obras en cualquier ocasión. Las dos caras del mismo lienzo.
