«Día histórico», «dejará huella», «un hito de diseño» y «una deuda con los clubes de San Vicente». Todos los elogios se quedaron ayer cortos para definir la presentación del diseño del nuevo pabellón polideportivo municipal, el proyecto emblema de este mandato en San Vicente del Raspeig que fue dado a conocer en sesión doble, por la mañana a los medios de comunicación y por la tarde a los clubes deportivos de la localidad. Un paso que, ni mucho menos será el definitivo, ya que en los próximos meses comenzará el proceso de adjudicación de la obra, cuyos plazos están muy estipulados.

De momento, la iniciativa que obtuvo más respaldo en los presupuestos participativos de 2016, después de muchas modificaciones y desajustes, tanto técnicos como políticos, tiene proyecto dos años después. En los próximos dos meses, «antes de finalizar el año», el proyecto creado por MCEA Arquitectura debe superar una «supervisión técnica» previa a que los pliegos lleguen al departamento de Contratación, donde se calcula que estarán otros cuatro meses para que la obra se pueda licitar y adjudicar. Por lo tanto, las obras no comenzarán antes de mediados de 2019. Al tener un plazo previsto de ejecución de entre 18 y 20 meses, hasta el año 2021, como mínimo, los clubes deportivos sanvicenteros no podrán utilizar esta ansiada instalación.

A nivel presupuestario, el tripartito también debe consignar en el presupuesto de 2019 -todavía en fase de elaboración- la cantidad de dinero que será necesaria para cubrir los gastos generados ese año. Y así con las cuentas anuales de 2020 y 2021, hasta consignar los 6,5 millones de euros previstos. En todo caso el «equipo redactor del proyecto tiene el objetivo económico de ajustarse todo lo posible a la cantidad estipulada inicialmente». Hasta la fecha, esta inversión no cuenta con subvención externa y sale únicamente de las arcas municipales.

Toda una ciudad deportiva

El retraso acumulado en el proyecto ha permitido crear «un gran espacio deportivo con una versatilidad de uso que le permita su adaptación a múltiples prácticas deportivas a lo largo de su vida útil». Para ello, se han dispuesto todas las modalidades deportivas en un único gran espacio situado en planta baja, a excepción de las actividades de gimnasio y actividades dirigidas, que se situarán en la planta primera.

Así mismo, para optimizar espacios de circulación solo habrá un pasillo de acceso a todos los vestuarios previstos. Respecto al graderío, cada modalidad deportiva que se practique tendrá el suyo. Esta posibilidad hace que se incremente sustancialmente el número de espectadores sentados, que del millar inicial pasa a 1.858 espectadores. Además, solo uno de los cuatro graderíos estará cerrado y los otros tres lados del perímetro podrán abrirse a la zona ajardinada.

Según su autor, Manuel Costoya, esta gran «caja semitransparente» ofrecerá «sensación de ligereza», donde los lucernarios incidirán en el ahorro energético y la cubierta tendrá un tratamiento acústico para evitar reverberaciones. La ubicación no cambia. Este prisma de cristal se levantará entre el Velódromo y la Facultad de Educación de la UA.