Mutxamel fue bastión de la independencia de España frente a la invasión francesa. El 25 de abril de 1812, las tropas aliadas españolas e inglesas, que estaba acuartelas en Alicante, dirigidas por el general Whittingham, salieron al encuentro del ejército francés que avanzaba por dos frentes, desde Castalla y desde La Vila. Según cuentan las crónicas de la época, unos 2.000 hombres por cada bando se enfrentaron durante varias horas en lo alto del Calvari, una loma privilegiada desde la que se divisa todo el litoral. Tras varias escaramuzas, el ejército de Napoleón regresó tierras adentro ya que la embestida de los aliados les impidió entrar en la ciudad de Alicante.

Este episodio histórico, en gran parte desconocido, es ahora la plataforma de despegue de una nueva iniciativa del Ayuntamiento de Mutxamel de que el «conocimiento del patrimonio y la historia sirva de motor al turismo», explica el concejal de Cultura, Rafael García Berenguer. Lejos de querer llegar a grandes hitos del «turismo bélico» como Normandía o los memoriales a los soldados caídos de Estados Unidos, Mutxamel pretende «dar a conocer un hecho poco conocido, ocurrido en una época importantísima que marcó el futuro de España».

Para defender esta tesis, el Ayuntamiento se han apoyado en el proyecto Guerra e Historia Pública, que dirige el profesor titular de Historia Contemporánea la Universidad de Alicante, Rafael Zurita. «Esta parte de la Historia no está bien tratada, y desde el desconocimiento no se puede trasmitir la historia pública de forma adecuada», asegura Zurita.

Durante los próximos seis meses, diversos especialistas expondrán desde diversos puntos de vista «cómo se puede aprovechar la Historia en el ámbito municipal para la didáctica y el turismo».

Crónicas que dejan huella

La vinculación de Mutxamel con la Guerra de la Independencia no se limitó a una escaramuza militar. Tal y como detalla la cronista oficial de Mutxamel, Assumpció Brotons, en alguna de sus investigaciones publicadas, «Mutxamel sufriría en gran manera esta mala situación, tanto por la falta de producción agrícola, que comportaba la restricción de los artículos de primera necesidad, como por el aumento descontrolado de la presión fiscal, difícilmente sostenible por los vecinos». Documentos históricos demuestran que en el pueblo había tropas acantonadas y que, hasta 1813, «la capital alicantina y los pueblos de alrededor vivían pendientes del temor a recibir un ataque enemigo», explica Brotons. Y de hecho, aquel 25 de abril el Calvari fue campo de batalla.