El ladrillo sigue engullendo la zona norte de El Campello. Una de las últimas zonas vírgenes del litoral de esta privilegiada área está siendo urbanizada poco a poco. Sobre un acantilado de la Coveta Fumà ya se ha construido un chalé, hay otro en construcción y se proyectan otros dos. Y se trata de una zona que literalmente está sobre el mar, de gran valor medioambiental, área de anidamiento de centenares de gaviotas patiamarillas y cormoranes que en 2005 el Ayuntamiento anunció que sería protegida pero que se mantiene como Suelo Urbano.
Tanto vecinos de la zona como EU y Cs han denunciado el grave impacto que los dos nuevos chalés van a tener en este valioso enclave, pese a que el informe de la Comisión de Evaluación Ambiental del Ayuntamiento sostiene que no representa una afección relevante, al menos en este momento de la tramitación.
En el pleno del jueves el cuatripartito dio cuenta del acuerdo de la junta de gobierno del pasado 6 de agosto sobre la «resolución de informe ambiental y territorial estratégico correspondiente al estudio de detalle para la ordenación pormenorizada de agrupación de viviendas en suelo urbano (clave 13), delimitado por las calles La Nucia, Daia Vella, Granja de Rocamora y Montesinos». En este estudio de detalle la empresa Podoba Invest pide sustituir la tipología de las viviendas que permite el PGOU de 1986, actualmente vigente tras la anulación del Plan de 2011 por el Supremo, para que donde se permite construir una casa se levanten dos ocupando el mismo espacio, entre las calas Piteres y Enmig.
La edil de Urbanismo, Mari Carmen de Lamo (Partido del Campello), afirma que este estudio de detalle no evalúa el impacto ambiental de esta construcción en el entorno, sino «solo la volumetría, si donde iba una casa se hacen dos con lo mismo y si ello cambia en algo ambientalmente. Cuando se llegue a la fase urbanística ya se pedirán todos los informes pertinentes, pero ahora no estamos en ese momento. Lo que dice el informe es que no afecta ambientalmente que donde se permite construir una casa se hagan dos con el mismo volumen total».
Pero tanto a vecinos de la zona como a EU y Cs les llama poderosamente la atención que este proyecto haya pasado por la Comisión de Evaluación Ambiental y Territorial Estratégica de Planes y Programas del Ayuntamiento, donde por ejemplo está presente el Instituto de Ecología Litoral, y se haya aprobado por unanimidad que «el plan no tiene efectos significativos sobre el medio ambiente». Y que recoja en el epígrafe «fauna y flora», según el arquitecto municipal, que «en el interior del ámbito, cuyo volumen se ordena, no existe ningún ejemplar de arbolado de porte significativo. Únicamente se observa la presencia de arbustos y matorrales sin especial interés desde el punto de vista sobre el paisaje», obviando la valiosa fauna, ya que una visita a la zona delata la presencia de centenares de gaviotas por todo el acantilado.
Es más, en 2008, después de que se presentara un proyecto para levantar en esta misma zona un apartotel con 41 apartamentos que rechazaban los vecinos y EU, y que fue denegado por Costas por incumplir la legislación, desde Greenpeace alertaban del gran valor de la zona por ser uno de los últimas áreas vírgenes del litoral y por tratarse de una zona de anidamiento de centenares de gaviotas patiamarillas y cormoranes. E incluso el PP anunció que la zona iba a incluirse en el nuevo PGOU como protegida por su gran valor, aunque finalmente se mantuvo como Suelo Urbano.
Los vecinos han presentado escritos ante Costas y Ayuntamiento alertando de grave impacto, y EU y Cs denunciaron en el pleno la pasividad de la Corporación ante este «atentado contra el medio ambiente» y las serias dudas surgidas en esta tramitación y en la información que se ha facilitado a Costas.
