Con los primeros compases del «Jubilate Deo» de Sandvold, cantado por el Orfeón Sant Joan, comenzaba ayer de forma solemne la Misa Mayor del Cristo. En una iglesia de San Juan Bautista llena por completo, el dean de la concatedral de San Nicolás, Ramón Egío, predicaba una celebración oficiada por 17 sacerdotes, algo habitual en el día grande de las Fiestas de Sant Joan, con la parroquia vestida de gala y las casas con olor a «putxero amb pilotes».

Doscientos nardos blancos y más de 300 anturios y rosas rojas para decorar un altar mayor presidido por el Santísimo Cristo de la Paz, una de la más imágenes más veneradas de toda la provincia de Alicante que por la tarde recorrió el pueblo en solemne procesión, acompañada de miles de fieles, tanto santjoaners como devotos de otras poblaciones que se acercaron hasta este municipio para mirar a los ojos del Cristo.

Y de nuevo, con la música como protagonista, con el estreno en la procesión por parte de la Sociedad Musical La Paz de «Les Sette Parole», de Ferran Campos-Valdés, obra galardonada del Primer Concurso de Composición de Música Festera «Santísimo Cristo de La Paz». Música para el Cristo, porque como afirmó ayer Ramón Egío en la homilía, «Sant Joan ha de recordar siempre que el Cristo es un océano de paz».

Un «vídeo mapping» proyectado en la fachada del templo antes de la bendición con la imagen cerró el acto en torno al que giran las Fiestas Mayores de Sant Joan.