Cada vez que llueve con fuerza la partida Sol del Camp de Agost es atravesada por un río que obliga cortar la carretera que une la localidad con Orito, causa destrozos en caminos y deja incomunicados a los vecinos. Y la causa es que una rambla que nace de las estribaciones del Maigmó viene a desembocar, unos siete kilómetros después, inexplicablemente, en esta carretera.

No es que el barranco no esté encauzado en su tramo final y se desborde, es que literalmente acaba en el vial como si fuera un camino más que conecta con la carretera. Pero su aspecto le delata. Cantos rodados, grandes piedras, cañas, restos de arrastres... es una rambla convertida en afluente de una vial. Y parece ser una rambla fantasma, ya que la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) se desentiende de ella en este tramo final, y no la considera de su responsabilidad como dominio público hidráulico.

Los vecinos aseguran estar hartos. Cada vez que hay lluvias torrenciales, como fue el caso del pasado jueves y viernes, esta carretera, otra que parte frente a la caseta de la comunidad de regantes, a continuación del de la granja Sol del Camp, y otro vial paralelo al principal más arriba, se convierten en un verdadero río, y temen además que algún día haya una tragedia si se registra una avenida fuerte.

Lo curioso es que remontando un kilómetro la rambla, encontramos una gran escollera de la CHJ y la carretera CV-820 que une Monforte y Agost necesita de un puente para salvar este barranco, que en su tramo final se va estrechando hasta fundirse con el vial que lleva a Orito. Un camino muy transitado para el que incluso se realizó un puente que salva las vías del AVE hace una década.

Desde el Ayuntamiento el alcalde Vicent Castelló confirmó que el problema que tiene esta zona es que la rambla desemboca en la carretera, y que pese a que se han dirigido a la CHJ para que dé una solución, esta ha contestado que el tramo final no lo considera rambla y que no es de su responsabilidad, pese a ser el mismo barranco en el que sí que ha actuado recientemente junto a la CV-820, a la altura del restaurante Don Camilo. El primer edil señaló que están estudiando cómo resolver este problema, agregando que cada vez que se registran fuertes lluvias envían a la zona una excavadora a limpiar y reabrir los viales. Las precipitaciones del jueves y el viernes, que llegaron a ser de más de 25 litros por metros cuadrado en una hora, obligaron a que la excavadora trabajara el jueves, viernes y sábado.

Antiguas represas

El alcalde también señaló que este problema se sufre desde hace muchos años, y que al parecer hace décadas había varias represas que ya no existen que contenían el agua y que eran usadas para el riego de los campos. La cuestión de qué fue antes, la carretera o la rambla, parece clara, ya que el barranco junto a la Comarcal siempre ha estado ahí. Pero vecinos de la zona también afirman que hace décadas la rambla en su tramo final era en realidad un camino, pero la supresión de las represas lo han convertido en una torrentera que recoge el agua del Maigmó y la que cae durante su trazado de cerca de siete kilómetros, un caudal que cuando llega a la carretera entre Agost y Orito no tiene dónde ir, salvo por el asfalto.

Las tormentas no solo arrastran tierra y grandes piedras que bloquean los viales, sino que además están levantando el asfalto del vial que parte frente la caseta de la comunidad de regantes, un camino que llega más allá de las dos plataformas ferroviarias (convencional y AVE), que las salva a través de un puente y un túnel. En este camino se producen agujeros de hasta 40 centímetros y el agua sigue por allí su curso como si en lugar de un vial fuera un río. La excavadora también ha tapado los agujeros, aunque es solo cuestión de tiempo que vuelvan a aparecer. Y también cuestión del tiempo. en concreto de la lluvia.