El edificio de la calle Sol bautizado como Casa de Asociaciones ya es una realidad. Pero nace pequeño frente a todas las entidades que tiene San Vicente del Raspeig, lo que ya es un quebradero de cabeza para el equipo de gobierno. Las obras para su adecuación valoradas en algo más de 450.000 euros ya han finalizado y ayer mismo la concejalía de Urbanismo recibió las obras. La concejala Mariló Jordá señala que la reforma ha consistido en una reestructuración de los espacios de las plantas «y una mejora de la condiciones de habitabilidad, salubridad, accesibilidad, seguridad, protección frente al ruido y ahorro de energía».

El siguiente paso es quizá el más complicado. El edificio se concibe como punto para asociaciones, pero por sus condiciones requiere de un uso compartido. El flamante concejal de Participación Ciudadana, Manuel Martínez, señala que ya cuenta con un borrador de normas para esta utilización, que necesariamente debe ser por horas y días. El edil va a visitar hoy el edificio para evaluar las necesidades y reconoce que aunque la obra ya ha terminado, todavía no se puede dar una fecha de ocupación. Antes se debe abrir un plazo para las entidades que quieran instalarse allí lo soliciten formalmente al Ayuntamiento.

Del «sí» al «no»

Pero hay asociaciones que saben que no podrán usar este inmueble. Se da la paradoja de que las entidades musicales que lo utilizaban antes de la remodelación como lugar de ensayo ya no van a poder usarlo. El director de la asociación musical El Tossal, Francisco Amat, señala que cuando tuvieron que salir se les aseguró que volverían a él; pero finalmente el Ayuntamiento les ha comunicado ahora lo contrario.

Han mantenido varias reuniones, la última de ellas con el equipo de gobierno, pero no hay acuerdo posible por los horarios a los que se tienen que adaptar, de siete a nueve de la noche, y porque no tienen un punto fijo donde ensayar, lo que les obliga a vagar de un sitio a otro con sus instrumentos.

El miércoles tienen una asamblea donde van a tratar las distintas alternativas que ha ofrecido la concejalía de Cultura, pero que reconocen no son factibles para una entidad que necesita de un lugar fijo de ensayo y donde impartir sus clases. La asociación cuenta con 74 músicos y 72 alumnos, hay una banda, una colla, un grupo de música contemporánea y un taller de nanos. El director explica que necesitan de muchas horas de ensayo y un lugar fijo. «Nos han metido en el salón de exposiciones en unos horarios en los que no podemos ensayar», advierte.