Luisa Pastor recibió a título póstumo ayer el reconocimiento oficial de San Vicente del Raspeig con la concesión de la Medalla de Oro de la ciudad. Un cariño que sus cuatro hijos presentes en el acto -uno de ellos no pudo asistir- aseguraban, es la institucionalización del reconocimiento que reciben a diario de los vecinos y quienes conocían a la que entre 2001 a 2015 fue su alcaldesa. Más de un centenar de personas arroparon a la familia que recibió el homenaje de la corporación en el pleno extraordinario celebrado para otorgar la máxima distinción del municipio. Un día en el que hubo mucha emoción en el reconocimiento a la figura de la política.

Entre los vecinos y amigos, también el presidente de la Diputación, César Sánchez, dos vicepresidentes y algunos trabajadores de la institución donde Luisa Pastor fue la primera mujer presidenta.

El alcalde, Jesús Villar, destacó la unanimidad de la corporación en pleno a la hora de decidir esta distinción, porque nadie ha dudado de la impronta que Pastor dejó en su municipio, así como su amor y preocupación por él, sus fiestas y tradiciones.

La conversión de un pueblo

Si hay algo que todos destacaron de Luisa Pastor es el cambio del municipio. «San Vicente se transformó urbanísticamente y se modernizó con Luisa. Comenzó siendo alcaldesa de un pueblo y finalizó siendo alcaldesa de una ciudad», elogió el portavoz socialista José Luis Lorenzo.

Por su parte, la portavoz popular, Mercedes Torregrosa, destacó que «es un día para reconocer, institucionalmente, toda la entrega, esfuerzo diario y trabajo que Luisa dedicó a San Vicente del Raspeig y a sus vecinos como alcaldesa de nuestro pueblo y también por la provincia de Alicante como presidenta de la Diputación» y finalizó con un emocionado «Luisa: tu dedicación, tu entrega, tu responsabilidad y tu trabajo incansable por nuestro pueblo es el mejor legado que nos dejas», que acabó en un sonoro aplauso.

El hijo de Luisa Pastor, José Ramón, hizo de portavoz de la familia para agradecer el gesto «que recoge el trabajo que nuestra madre ha realizado por San Vicente, sus vecinos, sus gentes, su entrega». En un día simbólico, el concejal popular Antonio Carbonell, aprovechó para presentar la renuncia a su acta y dejar el grupo municipal. «He querido cerrar esta etapa coincidiendo con el reconocimiento institucional a la persona que confió en mí y a cuyo proyecto me incorporé en el año 2011», con quien fue edil de Urbanismo.