Esquerra Unida organizó ayer una visita a la planta de basuras para comprobar su funcionamiento, que genera molestias por malos olores en la Zona Norte, y la capacidad del vaso de vertido donde acaba todo lo que no se puede reciclar. A este recorrido asistieron los ediles de EU Pedro Mario Pardo, que preside la Comisión Municipal de Investigación de la Planta, y Raquel Pérez, que también es diputada provincial, así como los concejales de Ciudadanos Julio Oca y Jesús Garrido. También asistió Carlos Arribas por Ecologistas en Acción y medios de comunicación, así como el gerente del Consorcio, José Antonio Astorga, y el director de la planta, David Acosta, que explicaron su funcionamiento, las medidas implantadas y las que se van a desarrollar.

Las dos formaciones políticas y los conservacionistas coincidieron en que la instalación están completamente obsoleta y que son necesarias muchas mejoras e inversiones para reducir las molestias por que sufren los vecinos de la Zona Norte. Y además, sobre las nuevas medidas a implementar, lamentan que no se sabe ni fechas ni costes, aunque la inversión será millonaria.

Desde EU destacaron que «se trata de una planta prehistórica al utilizar herramientas obsoletas, que obliga al personal a trabajar en unas condiciones poco saludables y productivas. Además las actuaciones dirigidas a perfeccionar la planta mediante una inversión multimillonaria van en contra de las recomendaciones de expertos e incluso en contra de las políticas de la Generalitat, que apostaban por acabar con estos macrovertederos para abrir otros al servicio de grupos pequeños de municipios». Y manifestaron que «nos preocupa el estado en el que está el vaso y todavía más que el Consorcio nos haya sabido decir el tiempo de vida ni que se hará tras su sellado».

Desde Cs señalaron que «se han tomado medidas pero son a todas luces insuficientes. La planta está totalmente desfasada y hay que realizar mejoras», aunque mostraron sus dudas sobre si vale la pena acometer una inversión multimillonaria para reformarla en lugar de construir una nueva planta en otro lugar que no esté tan cerca de la población.

Por su parte desde Ecologistas en Acción lamentaron que «se trata de una planta completamente obsoleta y con un sistema de compostaje desfasado. Una instalación anticuada que no produce compost, sino que al no ser de calidad es material bioestabilizado que acaba también en el vertedero, por lo que si se suma a lo que ya de por sí va al vaso, el 70% acaba en el vertedero, muy lejos de los límites establecidos de recuperación».

Y también mostraron su preocupación por las condiciones en las que están los operarios que trabajan en el interior de la nave de compostaje por los fuertes olores y altas temperaturas que sufren, aunque desde la empresa aclararon que la estancia allí está limitada a unas horas al día.