El equipo de gobierno de San Vicente del Raspeig, a propuesta de la Concejalía de Urbanismo, elevará al pleno de este mes de abril la suspensión preventiva de licencias urbanísticas para la instalación de nuevas estaciones de servicio de combustibles y carburantes en todo el término municipal. Una interrupción que no podrá ser superior a dos años y que se adoptará mientras se tramita una ordenanza municipal que regule la ubicación de este tipo de instalaciones.
La edil del área, Mariló Jordá, explicó que la suspensión de licencias «es necesaria mientras el Ayuntamiento tramita una nueva regulación ajustada, por una parte a la normativa general y, por otra, a las necesidades de ordenación municipal y a las preocupaciones de la ciudadanía».
La concejal de Guanyar aseguró que han detectado que, desde que el tripartito gobierna en San Vicente, las solicitudes de compatibilidad urbanística para implantar gasolineras han aumentado «de una manera exagerada». «Hay una ley de liberalización de este tipo de negocios que tiene la finalidad de fomentar la competencia de precios, pero pensamos que estamos suficientemente abastecidos. Solicitamos a la Generalitat Valenciana que aclarase qué predominaba, si esa ley o nuestra ordenación urbanística porque, según el Plan General, solo se pueden situar en polígonos industriales o en centros comerciales», añadió la titular de Urbanismo.
En principio, el estudio para la nueva regulación incorporará tres puntos básicos: la distancia de los puntos de venta de combustible con zonas o suelos de uso residencial, la distancia entre los propios puntos de venta y la regulación de los usos secundarios de estas instalaciones como lavaderos, venta de bombonas de gas y venta al por menor de artículos diversos, entre otras.
La regidora de Urbanismo concretó que en las gasolineras se llevan a cabo actividades como el lavado de coches o la carga y descarga de bombonas de butano, que «son de lo que la gente más se queja porque generan muchas molestias y ruidos».
Por otra parte, Jordá manifestó que este tipo de negocios no generan puestos de trabajo, ya que cada vez es más frecuente que los clientes tengan que realizar ellos mismos el repostaje de sus automóviles. «Aquí hay gasolineras de toda la vida que sí que tienen sus dos o tres operarios, pero hay muchos negocios «low cost» en los que no hay nadie que te atienda, vas tú, te sirves y pagas con tarjeta», argumentó la edil.
Así, y hasta que la normativa se ponga en marcha, la suspensión tendrá una duración máxima de dos años, si bien este plazo se interrumpirá si, transcurrido un año, no se somete a exposición pública la propuesta. «Puede ser que la ordenanza está lista antes de dos años», apuntó Mariló Jordá.
Con todo, en el momento en el que se apruebe en sesión plenaria la suspensión de licencias para la instalación de nuevas gasolineras en San Vicente, el Ayuntamiento ya no otorgará ninguna más, a pesar de contar con un total de 19 solicitudes para implantar nuevas estaciones de servicio en la localidad.
Exceso de oferta
En la actualidad, en el término municipal de San Vicente del Raspeig hay un total de 14 gasolineras, una oferta que la concejal de Urbanismo considera «más que suficiente» para cubrir la demanda de los ciudadanos.
La última licencia que el Ayuntamiento ha otorgado ha sido para construir una nueva estación de repostaje junto a un supermercado que se ubica frente a la calle Perú, muy cerca de Lo Torrent. «Hay algunas que desisten, pero en el momento que tienen la compatibilidad urbanística ya pueden pedir la licencia y no se la podemos negar», argumentó Jordá. «La última solicitud que nos ha llegado es para la zona que se encuentra entre el Sagrat y Haygón. No queremos convertirnos en la ciudad de las gasolineras», añadió la concejal de Guanyar.
