Muchas personas pasan solas los últimos días de su vida. El Hospital de San Vicente cuenta con una unidad de cuidados paliativos donde están ingresadas enfermos en situación muy avanzada o terminal que necesitan cuidados para afrontar el fin de su vida, y también calor humano y cariño.

Para ayudarlas en el último camino y permitir que se sientan bien y acompañadas ha nacido un servicio de voluntariado en el que van a participar alumnos de la Universidad de Alicante que como contraprestación recibirán créditos de libre configuración que les ayudan a completar sus estudios.

En enero comenzará el servicio de voluntariado al que se han apuntado 21 estudiantes. Pero antes deberán pasar un periodo de formación en el que se les evaluará psicológicamente también para comprobar que pueden afrontar un camino sin retorno, el acompañamiento de una persona que está en el fin de sus días en el Hospital de San Vicente.

La iniciativa partía del alcalde de San Vicente del Raspeig, Jesús Villar, que al conocer el programa de voluntariado de la Universidad de Alicante lo comentó a la directora del Hospital, María Ángeles Rueda y propició la reunión entre ambas instituciones. «Yo le dije que nos venía muy bien», cuenta Rueda, quien explica que el centro es un hospital de enfermos crónicos en el que hay muchas personas que no tienen acompañamiento u otras cuyos familiares necesitan un relevo y respiro.

A partir de ahí surgió una reunión que se ha celebrado esta semana en el Hospital de San Vicente al que acudían responsables del programa de voluntariado Contigo+UA, del centro sanitario, el alcalde y miembros de Cruz Roja que cuenta con voluntarios en el centro, con el objetivo de «mejorar la calidad de vida de los pacientes», cuenta Rueda, quien señala que el papel de los voluntarios es sobre todo mejorarles su calidad de vida.

Duro pero gratificante

«Es duro, sí, pero muy gratificante porque estas personas mueren con paz. Se les ayuda a morir tranquilamente al poder acabar su vida sin dolor ni sufrimiento», cuenta Rueda.

«Cubren las necesidades afectivas que tienen estas personas acompañándolas, sirven de apoyo psicológico y social y rompe la soledad del paciente», destaca la directora del Hospital, quien señala que las personas que se van beneficiar de este programa de acompañamiento serán, en primer lugar, las más «vulnerables y solas».

Aunque el programa está previsto para la unidad de cuidados paliativos, si el número de voluntarios crece también se extenderá a los otros servicios que presta el centro sanitario.

Además de la unidad para enfermos terminales donde actualmente hay 19 personas ingresadas, el centro tiene una unidad de daño cerebral con 15 enfermos y 140 pacientes de convalecencia larga, que pasan entre cinco y seis meses en el Hospital.

La directora del centro hospitalario señala que su objetivo es que personas de otras unidades puedan beneficiarse de este servicio solidario, y ayudar por ejemplo a quienes se recuperan de un daño cerebral. Afirma que la recuperación es mejor con algo tan simple como hablar con alguien o jugar al dominó porque permite recuperar más rápidamente las conexiones neuronales.

La responsable del programa UA Compaña, María José Cabañero, explica que entre los 21 voluntarios hay estudiantes de Trabajo Social, Enfermería y Óptica entre otros. La Facultad de Ciencias de la Salud coordina el programa en el que participan los departamentos de Enfermería y Psicología de la Salud. Entre el 11 y el 20 de diciembre los participantes recibirán formación de voluntariado, específica sobre cuidados paliativos y de autocuidado personal. Cuando se les ha preguntado por qué quieren ser voluntarios responden que «para ayudar y acompañar a personas que lo necesitan».