El servicio de protección y seguimiento integral en violencia de género de San Vicente del Raspeig y que depende de la Policía Local, Viogén, tiene actualmente a 56 mujeres bajo vigilancia. Algunas de ellas lo están desde 2014.Las protege y, sobre t0do, las acompaña y asesora a la hora de acudir al juzgado, cuando tienen que declarar y cuando dan el paso de denunciar a quienes las acosan y agreden, física o psíquicamente, algo que suele ir unido.
Como expertos y por su experiencia, conocen cómo se siente una mujer que ya no aguanta más y que, casi siempre se culpa de lo que le está pasando. Llega a Viogén «muy marcada» y con mucho miedo. Muchas veces con una «mochila» llena de situaciones tensas, de horror y de sometimiento físico y psicológico de años que explota un día, por algo que puede ser insignificante. «Cómo voy a denunciar al padre de mis hijos», reconoce la agente Cristina Ponce, quien las acompaña, que se repiten muchas de estas mujeres, que luchan además con un entorno que no las entiende ni las acompaña cuando ya no aguantan más. Y por eso, en Viogén advierten de que los pasos que esa persona debe ir dando tienen que ser tranquilos, en un ambiente lo más sereno y amigable posible y sin ninguna prisa. Por eso, tranquiliza ver que quienes trabajan en este servicio visten de paisano, y aseguran estar dispuestos a escuchar. Para que una mujer cuente todo por lo que está pasando necesita tiempo y confianza en quien tiene delante. Eso lo sabe bien el inspector jefe de Viogén, Ximo Calpena, con una sensibilidad especial, porque, tal y como dice, «va más allá de un servicio policial. Exige tener vocación y formación».
Rechaza el término «víctima», porque las estigmatiza. «El tiempo se para, no podemos mirar el reloj, por mucho que tengamos que hacer, ellas tienen que contarnos y nosotros escuchar», cuenta. Viogén nació en 2014 y desde entonces han sido 132 las víctimas atendidas en un engranaje en el que participan todos los cuerpos de seguridad del Estado. El servicio conoce al instante si una mujer víctima de violencia se traslada a San Vicente e inician el seguimiento según el grado de peligrosidad. El extremo supone una vigilancia y control de la persona constante y pasa a riesgo alto, medio y bajo, que suele ser cuando el agresor está encarcelado y no supone un riesgo para la mujer.
Un whatsapp
La unidad tiene un contacto directo con la víctima a la que llama y visita para conocer cómo está. En Viogén mantiene además un chat de whatsapp que pretende animarlas día a día con mensajes positivos, información de interés en caso de cursos o recursos que las pueden ayudar, y es una forma directa y no invasiva de estar en contacto y escuchar si tienen algún problema.
De las 56 personas que actualmente están bajo vigilancia, la más joven tiene sólo 17 años y el que era su novio la acosa porque dejaron la relación y aunque tiene una orden de alejamiento, se hace el encontradizo. La mujer más mayor tiene 70 años. Los casos son muy variados. Y la violencia psicológica suele iniciarse desde el principio de la relación, la mujer la interioriza y no ve lo que le ocurre. En muchos casos, la pareja no trabaja y obliga a la mujer a ser quien lleve todo el peso de la casa, sin ver el abuso.
El inspector de Viogén reconoce que la falta de personal y, muchas veces, de sensibilidad en las instituciones, impide que las mujeres se encuentren tranquilas para dar el importante paso. Reconocen que la ley actual está bien, las protege, pero hay un engranaje que debe ser más sensible a su realidad. Por eso aboga por espacios de intimidad. Calpena pone como ejemplos que en ocasiones se les toma declaración junto a otra persona que está denunciando otra cosa; o en el juzgado se las presiona con asuntos burocráticos de los que no entienden. Uno de los papeles de Viogén es acompañar y ofrecer la información de los pasos que deberá seguir la víctima, algo que tranquiliza, porque se siente arropada cuando acude a interponer una denuncia o va al juzgado.
