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Gobiernos del cambio en la lona

El estallido del cuatripartito en Sant Joan por los presupuestos se suma a las crisis que han roto en dos años los ejecutivos de El Campello y San Vicente, surgidos para desalojar al PP del poder

Gobiernos del cambio en la lona

Los gobiernos del cambio que alumbraron las elecciones municipales de 2015 en la mayoría de las grandes localidades de la comarca se encuentran dos años después en la lona. Con la capital inmersa desde el principio en continuas polémicas y también a merced de la oposición, el área metropolitana no ha querido ser menos. Tarde o temprano, El Campello, San Vicente y Sant Joan han visto como las alianzas fraguadas para desalojar al PP del gobierno han estallado, dejando unos ayuntamientos maniatados a mitad de legislatura... Y con la perspectiva de unas elecciones municipales a mediados de 2019, es de esperar que algunos socios quieran marcar distancias y las crisis se puedan agravar con la mente puesta en las urnas.

El último en caer ha sido Sant Joan, donde Compromís anunció el jueves que abandonaba el equipo de gobierno, con lo que la bancada de la oposición sigue creciendo en l'Alacantí.

El Campello

El primero en romperse fue el equipo de gobierno de El Campello, y eso que además fue un pentapartito «non nato». El PSOE (3 ediles) no llegó a firmar el pacto de gobierno junto con Compromís (3), Partido del Campello-Podemos (2) , EU (2) y Demòcrates-Els Verds (1), al rechazar el resto que su candidato Pepe Varó fuera el alcalde. Benjamí Soler (Compromís) fue investido primer edil con el apoyo desde la oposición de los socialistas, que han respaldado en todo momento al gobierno y que a finales del pasado año entraron en el ejecutivo para tratar de darle estabilidad. Pero antes se produjo la primera gran crisis con la expulsión de EU en octubre de 2015, lo que dejó un equipo de gobierno en franca minoría, con tan solo 6 ediles frente a 15 en la oposición.

La salida de EU la justificó el entonces tripartito en que actuaba como una oposición dentro del propio ejecutivo, bloqueando su acción de gobierno, mientras que EU denunciaba maniobras para pactar con una de las ediles de Cs, Lorena Baeza, a espaldas de su propio partido, para sumarla al ejecutivo.

A esto hay que sumar que en la primavera de 2016 el tripartito se volvió a tambalear por una denuncia del PP sobre adjudicaciones de contratos al entorno de Demòcrates, lo que provocó primero un amago de ruptura por parte de su edil David Alavés con el resto del gobierno, pero terminó con el cese como asesora de la número 2 de Demòcrates, Sol Sánchez, y el paso casi un año después de Alavés al grupo de no adscritos como tránsfuga, al ser expulsado de Los Verdes tras esta polémica con Sánchez, pero manteniéndose en el gobierno.

Ahora, el equipo de gobierno está compuesto por 9 ediles frente a 12 de la oposición, sin que en el presente mandato se haya aprobado unos presupuestos, ni siquiera se han intentado llevar a pleno. El objetivo del cuatripartito es sacar a toda costa unas cuentas para 2018, pero para ello sigue en manos de la oposición, aunque confía en lograr el respaldo de Cs (3 ediles), con quien hubo el pasado verano una primera toma de contacto.

San Vicente del Raspeig

La primera gran crisis llegó en mayo de 2016 cuando el alcalde destituyó a la concejal de Compromís Isalia Gutiérrez por un caso de contratación con la empresa de un afín al partido, denominado «caso Psiconox». Menos el PSOE, los socios se posicionaron al lado de Compromís, pero de nada sirvió y la edil ha estado sin competencias hasta que, de repente, el PSOE iniciaba un camino de buen entendimiento con su socio y le devolvía competencias a la edil. Fue el pasado mes de abril. Sólo había pasado una semana de la expulsión del grupo político Sí se Puede del equipo de gobierno, después de meses de tiras y afloja y de reproches por la forma en la que la formación estaba desarrollando sus áreas. Un partido que antes había expulsado a una de sus concejalas, ahora no adscrita. El pacto de gobierno se tambaleaba porque esta decisión motivó el enfado de Guanyar, que incluso se planteó salir del equipo de gobierno, algo que finalmente no hizo.

El ahora tripartito trata de navegar con 12 concejales en un clima de relativa concordia; frente a 13 de la oposición lo que genera que, como ocurrió en el pasado pleno, saliera adelante una moción del PP, que tiene 7 ediles, por el apoyo de Cs que tiene 2, Sí se Puede otros 2 y los 2 no adscritos; frente a los 5 concejales del PSOE, 4 de Guanyar y 3 de Compromís.

Sant Joan d'Alacant

El cuatripartito de Sant Joan, formado por PSOE (5 ediles), Compromís (3), EU (2) y Decido (2) ha sido el último en perder a uno de sus partidos miembros. Y es que, por sorpresa, Compromís decidió pasar a la oposición por las continuas disputas entre sus concejales y el alcalde, el socialista Jaime Albero. Unas discrepancias que comenzaron a surgir poco después del comienzo la legislatura, que fueron aumentando con el tiempo y que llegaron al cénit en las últimas semanas como consecuencia de la elaboración de los presupuestos de este año.

Compromís no estaba de acuerdo en incluir en las cuentas municipales un aumento de 50.000 euros para la contrata de basura, una medida propuesta de forma unilateral por Albero para que los empleados de la empresa adjudicataria del servicio desconvocaran una huelga programada para las fiestas del Cristo. La forma de proceder del alcalde y la falta de diálogo y consenso llevaron a Compromís, que gestionaba el área de Hacienda, a presentar una enmienda para eliminar dicha medida. Finalmente ni la enmienda ni los presupuestos salieron adelante.

Pero los exsocios de Albero también han criticado la gestión de la empresa municipal Pycsa, la rehabilitación del antiguo instituto Lloixa para albergar una escuela de arte dramático, la construcción de la Casa de la Música en la finca Ansaldo y el intento de los socialistas para subir el sueldo de los ediles un 8%.

Según Compromís, el primer edil de Sant Joan ha actuado de forma autoritaria imponiendo sus ideas con un talante intransigente y déspota y sin tener unos objetivos definidos, una manera de actuar que les impedía desarrollar su trabajo con normalidad y que paralizaba la gestión de sus áreas, entre ellas Hacienda y Urbanismo.

El socialista Jaime Albero fue investido alcalde de Sant Joan en junio de 2015 gracias al apoyo de Compromís, Esquerra Unida y Decido, una maniobra que sirvió para desalojar al Partido Popular del poder, pese a que fue la lista la más votada por los ciudadanos.

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