El interior norte de la provincia disfruta desde hace unos días del espectáculo de la berrea. La Carrasqueta en Xixona es el epicentro de un ritual de apareamiento amenazado por la acción de los furtivos y por la «desmesurada» concesión de permisos de caza de hervíboros, según denuncian desde la Asociación Defensora de Herbívoros contra Incendios Forestales (Adhif). La presencia del venado es también visible en las montañas de su entorno, como la Penya Migjorn, El Rentonar, Els Plans, Aitana, Montes de Biar... aunque alertan de que los ciervos están al borde de su desaparición y reclaman medidas urgentes para garantizar su supervivencia.

Esta época de celo empezó hace unos días y se caracteriza por los sonidos que emiten los machos, fuertes berridos para marcar su territorio y atraer a las hembras. Sonidos impresionantes, claves para la continuidad de la especie, que se pueden disfrutar en La Carrasqueta en terrenos sin vallar, y que atraen a decenas de personas por las noches. Precisamente esta afición y asistencia de amantes de la naturaleza está haciendo que la acción de los furtivos sea más complicada, ya que pueden ser identificados y alertar a las autoridades de sospechosos, y su impunidad es más difícil.

El momento de la berrea es cuando más vulnerables son los machos, cuya cornamenta es codiciada por los cazadores. Este ritual de apareamiento se alarga hasta octubre, y desde Adhif alertan que «los furtivos aprovechan esta época de celo para darles caza, ya que los ciervos están muy ocupados en sus menesteres, además de delatar su posición con sus berridos».

Esta asociación viene denunciando desde hace años «la desmesurada concesión de permisos por parte de la Conselleria para la caza de todo tipo de herbívoros: ciervos, gamos, muflones y arruís, en muchas ocasiones aun sin existir citas en el Banco de Datos de la Biodiversidad de la Comunidad Valenciana, piezas mucho más atractivas para los cazadores que el jabalí, que es el animal que más daños provoca tanto en la agricultura como en accidentes de tráfico. Permisos que están diezmando las poblaciones de herbívoros».

Destacan que «cada vez se conceden más batidas al jabalí para reducir su población, en las cuales se incluyen sistemáticamente ciervos, gamos, muflones y arruís. Muchos cazadores prefieren esperar a poder disparar a un ciervo, o cualquier otro herbívoro, antes que a un jabalí, aunque lo tenga a tiro. Con lo cual el jabalí no hace más que aumentar su población».

La situación es tal que dueños de fincas en La Carrasqueta han instalado cámaras ocultas en los árboles para frenar el exterminio del venado y desenmascarar a los furtivos, que amenazan la supervivencia de este regalo de la naturaleza en el interior de la provincia.