La bandera mahometana ondea en el castillo de Mutxamel que celebra sus Fiestas de Moros y Cristianos en honor a la Virgen de Loreto. Los «infieles» han tomado el castillo a sangre y fuego y los cristianos tienen que valerse de fuerza y astucia para recuperar lo perdido. La Embajada Mora pasó de los parlamentos al grito guerrero y nada pudo evitar la conquista del castillo de los cristianos, que esta mañana tienen la oportunidad de recuperar sus tierras. Tras el multitudinario fin de semana, los festeros vivieron ayer el día más intenso que arrancaba a las siete y media con el desayuno festero y culminaría bien entrada la madrugada con la retreta. Por la mañana le tocó el turno a la Embajada Contrabandista, donde los andaluces ofrecían su apoyo a los cristianos. El embajador contrabandista hubo de emplearse a fondo para convencer al capitán del castillo de sus intenciones contra los de la media luna.

El apoyo quedó patente por la tarde, cuando los contrabandistas se unían a la guerra de arcabuces. Un centenar de tiradores participaron en la batalla de fuego en la que cada uno puede disparar hasta un máximo de 2 kilos de pólvora por cada acto. Según explica el presidente de la Comisión de Fiestas de Moros y Cristianos de Mutxamel, Pedro Miguel Planelles, el municipio ha sido el primero en implantar la nueva normativa de uso de pólvora que ha obligado a los tiradores noveles a pasar un curso. Y en la Embajada los moros tomaron el municipio, pero sólo hasta hoy.