Los vecinos de la partida de Les Escoles Lo Ramos en la zona norte de San Vicente del Raspeig están en alerta después de sufrir una oleada de robos ocurridos en la noche del sábado y la madrugada del domingo. Tienen miedo y hay inquietud. Los ladrones sabían bien lo que hacían porque fueron precisos y actuaron con sangre fría ya que, a pesar de la presencia de la Guardia Civil que acudió al alertarles de los tres primeros asaltos, mantuvieron su plan de desvalijar otras casas. Se llevaron joyas, dinero, ordenadores y consolas después de reventar las puertas de entrada y en otros casos las ventanas de un total de seis chalés y revolver todo en su interior. En una de las casas sonó la alarma y en otra, las cámaras de seguridad del propietario les captó cargados con su botín. Iban tapados y sin aparente prisa. Se les ve saltar una valla y también esconderse al paso de una moto. Fue una noche productiva para los cacos, seis robos en casas del Vial de los Holandeses, La Gineta y Lince durante nueve horas.

El presidente de la asociación de vecinos Pino Holandeses, José Emilio Moya, reconoce que los ladrones «estuvieron toda la noche, empezaron a robar en las primeras casas a las nueve y la última fue sobre las seis de la mañana». De hecho, la última vivienda elegida está muy cerca de la autovía hacía Castalla lo que les permitió una salida rápida.

La inseguridad es uno de los caballos de batalla de esta partida en la que hay entorno a 360 casas; y los residentes han mantenido reuniones con la Policía Local y Guardia Civil y de hecho, han recibido charlas con recomendaciones sobre qué hacer para evitar los robos.

Alerta contra extraños

Moya reconoce que desde hace un año hay más vigilancia, pero admite que es muy complicado poder controlar esta zona. Y por ello hace ya tiempo que crearon un grupo de WhatsApp al que se van uniendo más vecinos para alertarse entre ellos de la presencia de extraños.

De hecho, la vecina que sufrió el último de los robos en la madrugada del domingo se desplazó desde su vivienda habitual en Sant Joan hasta San Vicente para dormir en el chalé junto a su hermana cuando leyó en el mensaje que habían robado en otras casas. «Me fui en pijama, cuando llegué encontré el bolso de mi hermana sobre la mesa, había cosas raras pero en ese momento no me di cuenta. Bajé persianas y me metí el bolso en mi habitación y al perro». Es el relato de la vecina que sufrió el último robo y que tiene el miedo metido en el cuerpo al saber que los ladrones estuvieron en su casa con ella dentro y que se llevaron algunas joyas que tenía en su neceser. «Sobre las cinco y media de la mañana el perro ladró dos veces y nos despertamos», en ese momento descubrió que habían sido víctimas de un robo, cajones abiertos, y joyas y dinero desaparecido. Ahora, lamenta la indefensión en la que se encuentran.

De la misma opinión es otro vecino, cuyas cámaras de vigilancia captaron a los ladrones que asaltaron también la casa de sus dos hijos. «Cuando mi hija llegó a casa descubrió que le habían robado y llamó a la Guardia Civil y descubrimos que habían estado aquí también». El vecino puso en marcha las cámaras y descubrió cómo habían estado merodeando por su parcela con la familia dentro. Su queja principal es que ocurrió a las nueve de la noche y que los agentes debían haber hecho un control exhaustivo para descubrir a unos ladrones que siguieron asaltando en otras tres casas más durante toda la noche.