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¿Campanas de la discordia?

Una vecina de Sant Joan ha recogido ya 150 firmas pidiendo que se reduzcan los repiques en la parroquia

¿Campanas de la discordia?

La vida de Teresa se convirtió hace un año en una pesadilla, cuando se mudó a su casa nueva. Una pesadilla marcada por la banda sonora de los toques de la cercana y céntrica parroquia de San Juan Bautista de la localidad, o al menos ella así lo denuncia. Desde las 7 de la mañana hasta las 10 de la noche, cada cuarto de hora tañen las campanas de los dos campanarios del templo, el del reloj y el que anuncia las celebraciones litúrgicas. En total, según Teresa Martínez, «ha habido días, sobre todo los fines de semana, en los que hemos llegado a soportar 800 toques, se trata de una contaminación acústica que no es necesaria ni saludable».

Teresa no está sola en su reivindicación. Ella ha empezado a recoger firmas entre los vecinos del municipio para presentarlas en el Ayuntamiento, y solicitar que éste regule la frecuencia, intensidad y duración de las campanadas, bajo el lema «Campanas sí, ruido no». Hasta el momento ha conseguido reunir 150, pero la iniciativa sigue en marcha. La afectada hizo ayer un llamamiento al diálogo y el consenso para intentar llegar a una solución, «quiero dejar muy claro que sólo pido que se reduzcan los repiques, no que dejen de sonar las campanas, hay que respetar, por supuesto, los ritos religiosos, pero en pleno siglo XXI creo que el reloj no tiene sentido que suene cada cuarto de hora. Hace años sería necesario, pero hoy en día es una tradición obsoleta».

Teresa tiene un trabajo por turnos, como otros de sus vecinos, y además prepara unas oposiciones. Ella explica que el constante repique de las campanas han llenado su día a día de «intranquilidad, no puedo conciliar el sueño y eso me hace estar muy estresada. Y no soy la única, hay niños y personas mayores que viven en los edificios cercanos a la parroquia, y también sufren las consecuencias de tanta campanada. A veces, en casa, tenemos que cerrar las ventanas, porque ni nos oímos al hablar».

Decibelios permitidos

La impulsora de la iniciativa asegura haber medido los decibelios en su vivienda, y «desde luego exceden los límites marcados por la ordenanza municipal de regulación de la contaminación por ruidos, y la Ley 7/2002, de Protección contra la Contaminación Acústica». Según esta norma, el umbral máximo permitido es de 55 decibelios por el día, de 08.00 horas a 22.00 horas, y de 45 durante la noche, de 22.00 a 08.00 horas, en zonas residenciales. El edil de Medio Ambiente, Sergio Agueitos, explicó que el primer paso que debe dar la afectada es denunciar el caso ante la Policía Local «para hacer una medición de los decibelios con un sonómetro, y si exceden habrá que tomar medidas».

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