¿Es viable la peatonalización en cualquier lugar?

Cada ciudad y pueblo tiene su propia configuración y características y debe buscar sus propias soluciones. Hay unas ideas comunes y una filosofía de fondo del proyecto. Hoy en día el tráfico es un problema de primera magnitud y debería estar restringido.

¿En San Vicente cómo podría hacerse?

En cada sitio hay que adaptarse y buscar sus fórmulas. Si se trata de una ciudad pequeña y llana se fomenta caminar, si es algo más grande la bicicleta y en las grandes el transporte público.

¿El rechazo a las medidas está asegurado?

Aquí y en Copenhague se dan quejas al principio porque la gente se resiste a los cambios, da miedo, cuando se habla de limitar los espacios y peatonalizar parece el fin del mundo. Sólo cuando hay una decisión política clara de hacerlo se logra. Es importante porque los políticos tienen que gestionar.

¿Hay más caos de tráfico?

No. En Pontevedra hay menos tráfico ahora. Hicimos en 1996 un estudio y ha bajado muchísimo. Hemos trabajado por el tráfico de destino, el que tiene que llegar sí o sí a su casa, o carga y descarga; y hemos dado opciones al otro tráfico con cinco aparcamientos disuasorios a cinco minutos de donde quieren ir.

¿Cómo es la experiencia actualmente?

Los pontevedreses están orgullosos de su ciudad. Al principio había manifestaciones y ahora hay muchas demandas para peatonalizar calles, pero todo no se puede peatonalizar.