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San Vicente del Raspeig

«La cuestión no es si acoger o no a los refugiados, sino dar solución al conflicto»

«Dalja lleva hasta el nombre de nuestras propias ciudades ocupadas», relata

Jira Bulahi ayer, en San Vicente, durante la jornada. eros sánchez

¿Cuál es la situación actual del pueblo saharaui?

Seguimos esperanzados, hemos avanzado, hoy son más los países que están del lado de la justicia. Marruecos es el que realmente está aislado, porque a nivel de los Estados Africanos le han dicho que la cuestión del Sáhara es de soberanía. Marruecos ya no tiene argumentos para seguir defendiendo la ocupación. Por otro lado, después de las inundaciones del pasado año, en campamentos como Dajla se está empezando de cero, reconstruyendo todas las instituciones básicas. A nivel de las zonas ocupadas, se ha percibido un encrudecimiento de la violación de los derechos humanos, desapariciones, muertes, huelgas y persecuciones. Además, en el propio muro, donde hay campos minados, casi semanalmente se registran mutilaciones o muertes, como ha ocurrido recientemente.

¿Qué supone la reciente expulsión de 70 civiles de la misión de la ONU en el Sáhara?

Marruecos intentó personalizar en la figura de Ban Ki-moon (que visitó a los refugiados en medio de las tensiones) un conflicto que se tiene con la comunidad internacional, buscando transformar su naturaleza. Hablamos de un conflicto en el Sáhara entre el reino de Marruecos, invasor del territorio, y los representantes de esa población autóctona que es el Frente Polisario. Es un proceso de descolonización mal acabado, tenía que haber culminado con la celebración de un referéndum a raíz de un programa de paz mutuamente aceptado. La otra intención que tenían era cambiar el formato de la Minurso (Misión de las Nacionales Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental). Querían convertirla en una mera misión de observadores y de esa manera eternizar y legitimizar la ocupación del territorio. Marruecos logró entrar en razón y en 9 meses volverá ese contingente de 70 civiles expulsados. Estábamos y estamos en una situación de tensión y eso significa estar cerca de la vuelta a las armas, aunque los saharauis no la proponen ni como opción ni elección, ni el 75 ni ahora. De no ser así estaríamos en una situación muy crítica no solo para los saharauis, ya que es un factor de vuelta a una solución bélica a una región ya de por si inestable.

¿Tiene alguna esperanza en Europa después de ver cómo se está gestionando la crisis de los refugiados?

Por una parte nos alegramos de que la temática de los refugiados se tenga en cuenta y sea el objeto de las últimas cumbres de la UE. Por otro lado, además de que te hace revivir las propias experiencias, el propio drama social, evidencia lo que hemos vivido 40 años y seguimos viviendo. Se deben solucionar los problemas de raíz que engendran estos conflictos y que derivan en una masa humana que se lanza, corriendo todos los riesgos, a buscar esa noción de paz o estabilidad para poder seguir. El problema no es acogerlos o no una vez dada la situación, se tiene que responder, espero y deseo que no corran la misma suerte que el pueblo saharaui.

Tras ser nombrada como delegada del Frente Polisario, ¿cómo observa la actitud del Estado español ante este conflicto?

A pesar de que llevo pocos meses en este cargo, puedo destacar que este año ya son 67 propuestas de no ley aprobadas por unanimidad en las 17 comunidades de España, que acogen puntos de derechos humanos, sobre la situación política, el apoyo a un Estado diplomático de la representación del Polisario o la eliminación del muro. Recientemente se ha aprobado antes de la disolución del Congreso, con el apoyo de todos los colores políticos excepto el PP, una propuesta en apoyo a la cuestión del Sáhara. No obstante, el conflicto saharaui a nivel de política exterior lo lleva un gobierno en funciones, y no solo este gobierno, sino los anteriores tampoco han tenido la mínima manifestación de asumir esas responsabilidades históricas, jurídicas, morales con nuestro pueblo.

¿Cree que el cambio político que está atravesando España ayudará a su causa?

Totalmente. Tengo toda la esperanza, cualquier cambio en España implicaría necesariamente un cambio en la cuestión del Sáhara en acercar una solución. Creo que los saharauis no están pidiendo nada del otro mundo, pedimos algo que ya recogido está a nivel internacional, el derecho a autodeterminarse, desde la lógica y la razón conviene despejar todos los obstáculos. En la medida que participe toda esta nueva España, que vive el conflicto saharaui, esa ciudadanía formada en un gran movimiento solidario, que está integrado en los diferentes colores políticos aunque sea sólo por coherencia con ese electorado, el cambio se notará.

¿Cómo se valora la acción de asociaciones como Dajla?

Dalja lleva hasta el nombre de nuestras propias ciudades ocupadas. Ha trabajado todos los aspectos, el cultural, académico, humanitario, político, a través del mutuo respeto de dejar crecer a los saharauis y ver desde sus supuestos esa proyección futura que reivindican dentro del Frente Polisario como modelo de un futuro Estado, ese sueño ha sido realizado gracias a la colaboración de asociaciones como Dajla.

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