«Hemos querido volver a los orígenes porque se había convertido en un mercadillo cualquiera, y le queríamos dar un toque tradicional». Con esta frase resumía el concejal de Comercio y Ocupación de Vía Pública, Octavio Seva, la nueva filosofía para las instalaciones del mercadillo ambulante de la Romería que se celebra mañana y se prolonga hasta el domingo. El término municipal ha limitado las actividades y de esta forma regresar a lo que era más tradicional. Eso significa que se pone límites al textil, por lo que no habrá puestos de ropa interior, ni de cama ni de juguetes de bazar. De este tipo había medio centenar de instalaciones. Desaparecen del término de Sant Joan los mesones donde los peregrinos se sentaban a comer y se han favorecido todos aquellos puestos de comprar y llevar los alimentos. A la vez, se ha dado prioridad a la artesanía, la cerámica, ropa artesanal y los tradicionales puestos de turrones y medallas. El objetivo del Ayuntamiento de Sant Joan d'Alacant es doble: por un lado, devolver la imagen de mercadillo tradicional en la peregrinación al Caserío y por otro, favorecer a la hostelería de Sant Joan y tratar de aprovechar de alguna manera el «tirón» de la Peregrina.
El concejal explicó ayer que «hemos querido que este año sea diferente y le hemos dado una vuelta porque, además, la ley nos pedía adaptarnos a la gestión de eventos a través de concurso público con concurrencia competitiva». Ello ha conllevado que este año se reduzca el número de puestos a 126, frente a los 185 que lo hicieron el año pasado. De hecho, algunos de los vendedores que tradicionalmente acudían se han quedado fuera, algunos porque realizaron la solicitud fuera de plazo, puesto que este año se ha hecho un nuevo procedimiento con un plazo cerrado, y en otros casos porque no se ajustaban a los epígrafes requeridos. El edil reconoce que «una vez que esta aprobado en el BOP no hemos podido hacer nada, las bases son las que son». Hasta el año pasado el comerciante realizaba la solicitud, pagaba unas tasas y podía instalarse. El Ayuntamiento de Sant Joan tiene mucho interés en hacer un balance a partir de la semana que viene de los costes que suponen para el municipio todo aquello que le toca para cubrir la Romería de Santa Faz. Y aunque la limpieza y el mantenimiento especiales están cubiertos por la contrata, van a valorar el coste que supone «ya que se deja de cubrir el municipio», advierte el edil. A la vez, van a estudiar la repercusión económica en el municipio. Por el momento, el Ayuntamiento debe desembolsar 35.000 euros en concepto de seguridad y emergencia, las horas extra de los administrativos que llevan el control de la instalación de los puestos así como la colocación de media docena de aseos portátiles. Mientras que los ingresos que recibe por la instalación de los 126 puestos es de 23.000 euros, recibe otros 3.000 euros por el pago de las tasas de la feria de atracciones, ubicada en un recinto privado. «No se cubren los costes y eso ya lo sabíamos, ahora vamos a cuantificar lo que le cuesta en total a Sant Joan para ver si la diferencia repercute en el comercio del pueblo», insiste el edil de Comercio.
