C alor y color acompañaron ayer al patrón de San Vicente en el día más grande de las fiestas Patronales y de Moros y Cristianos que celebra esta localidad desde el pasado viernes. Los festeros de las diferentes comparsas, ataviados con trajes que llenaban de diversidad la Avenida de la Libertad y las distintas calles por donde transcurrió la ofrenda, llevaron hasta la parroquía de San Vicente un mar de flores.

Junto a la puerta de acceso, dos inmensos murales acogieron la ofrenda. Uno de ellos, como viene siendo habitual durante los últimos años, dibujó el escudo de la población, presidido por la imagen del patrón Sant Vicent Ferrer. Junto a él, una media luna y una cruz simbolizaron las huestes moras y cristianas. Las capitanías de los Moros Nuevos y de los Estudiantes fueron las encargadas de depositar estas flores que engalanaron la Plaza de España.

Detrás de ellos, centenares de festeros dejaron sus ramos, que fueron completando un segundo mural, situado al otro lado de la puerta de acceso a la iglesia. Los más pequeños fueron, de nuevo protagonistas, al dejar sus reducidos ramos acompañados por sus padres. Hacia ellos se dirigieron muchísimas cámaras de progenitores y familiares emocionados al poder congelar estas tiernas imágenes para siempre.

La reina de las fiestas, Alicia Garcerán, y la reina de la primavera, Emma Beviá, lucieron sus mejores galas para disfrutar de una jornada inolvidable. Ambas negaron que el cansancio estuviera haciendo mella y señalaron que la ilusión puede mucho más. Alicia vestía un traje con la típica distinción de sanvicentera, es decir, con unas finas rayas azules. En el estampado predominaba el amarillo y también en las puntillas. Emma lucía también un traje espectacular, con un matón muy vistoso de color rojo que hacía brillar su mirada.

Sobre la 1.00 del mediodía y cuando el calor era ya más intenso, ambas entraron en la parroquía para entregar sus ramos junto a sus cortes de honor y a los capitanes moros, José Rafael Pascual Llopis y Beatriz Pérez Ferrándiz y cristianos, José de la Purificación Fornes y Ester Valiente. También los demás cargos acudieron para escuchar la misa más solemne de las fiestas Patronales.

Al finalizar, una gran mascletá se disparó para conmemorar el día grande de las fiestas, caracterizado por la buena temperatura y la ausencia de lluvia, después de varios días de chubascos intermitentes.

Los Gozos El día de San Vicente comenzó justo a las 12.00 de la noche con uno de los actos más esperados por los sanvicenteros: los Gozos y Salvas al patrón. De nuevo Masa Coral La Aurora dedicó sus cánticos a la venerada imagen que fue sacada hasta la puerta. Los vecinos corearon los gozos y al finalizar se disparó una máscletá nocturna, tras pronunciar los típicos -Visca Sant Vicent!-.

Por la tarde, la devoción se instaló en las calles del casco histórico con la tradicional procesión. A las 19.30 horas, los sanvicenteros acudieron a la Plaza de España para ver procesionar a la imagen, que mide más de tres metros de altura. Esta envergadura obliga a trasladarla en una carroza, que dispone de un mecanismo interior a través del cual es dirigida con las indicaciones que recibe el encargado de esta tarea de parte de los acompañantes que procesionan al lado de la imagen.

Devoción Para esta ocasión, el santo fue adornado con flores de color rosa pálido y blanco en su parte frontal y de un rosa más intenso a los lados. La devoción que tiene el pueblo de San Vicente hace de este acontecimiento uno de los más multitudinarios de las fiestas y ayer no fue menos. La buena temperatura de la tarde hizo que las calles se llenaran de luces procedentes de los miles de cirios encendidos por los devotos.

La procesión discurrió por la calle Mayor, la Plaza del Pilar, las calles Pi y Margall, Pintor Picasso, Ancha de Castelar, Domínguez Margarit, Salamanca, Plaza Lillo Cánovas para volver a la calle Mayor y de nuevo a la Plaza de España. Tras este acto solemne, la algarabía volvió a las calles y sobre todo a las kábilas donde los festeros apuraron la última noche de convivencia tras tres días llenos de diversión.

Además para el público no festero, la Plaza de España se convirtió en el lugar de encuentro. Allí, la orquesta Ibiza amenizó la velada. Más tarde, a la 1.00 de la madrugada, los ojos se dirigieron a la calle La Huerta desde donde se disparó un espectacular castillo multicolor.