Las huestes de la media luna disfrutaron apenas unas horas de su victoria. La diana marcaba el inicio del último día de fiestas y el bando de la cruz confiaba en la victoria. La avenida Carlos Soler volvió a convertirse en un espacio para la guerra. Los disparos de los cristianos avanzaban poco a poco y conforme pasaban los minutos más vecinos y festeros se acercaban a presenciar la cita ineludible con la historia.

Asediados, los moros debieron doblegarse ante el embajador de la cruz que se abrió paso entre los festeros y exigió, por la patrona, la Virgen de Loreto, que Mutxamel vuelva a ser cristiana.

Las banderas de la media luna desaparecieron y los símbolos cristianos volvieron a ocupar su lugar en Castillo. El disparo, lleno de color, proclamó la victoria de los cruz en el último día de la Trilogía Festera.

Minutos después, las nueve comparsas -Abencerrajes, Moros del Cordó, Els Pacos, Xodios, Zegríes, Contrabandistas, Maseros, Piratas y Templarios- emprendieron el desfile a mediodía.

El tiempo amenazó con estropear la última jornada de fiestas durante todo el día. Sin embargo, el cielo perdonó a los festeros de Mutxamel y por la tarde, se pudo celebrar el pasacalles desde el Ravalet hasta la plaza Nueva. Seguidamente, tuvo lugar la misa por los difuntos y, una hora más tarde los miembros de las comparsas se dispusieron a recorrer por última vez este año la avenida Carlos Soler. Tras el desfile, se produjo la tradicional Entrega de Banderas.

A lo largo del día de hoy, los festeros de Mutxamel celebrarán el tradicional «día de los borrachos», en el que celebrarán los actos típicos en cada barraca.

«Todo ha transcurrido fantásticamente, el tiempo ha acompañado y las capitanías se han vuelto a superar, el sentir general es que este año es el repunte de la fiestas de Moros y Cristianos pos crisis pero aún así hay que trabajar mucho», destacó ayer el presidente de la Comisión de Fiestas, Pedro Miguel Planelles.