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Un bombero de San Vicente viaja a Perú para rescatar a un espeleólogo madrileño

Iñaki Sáez forma parte de un equipo de 16 socorristas que va a tratar de sacar a un español que está atrapado a 400 metros en una gruta del Amazonas desde el jueves

Un bombero de San Vicente viaja a Perú para rescatar a un espeleólogo madrileño

Un bombero alicantino forma parte de la misión de rescate particular enviada a Perú para sacar a un espeleólogo madrileño de una cueva amazónica, en la que está atrapado y herido desde el pasado jueves. Este operativo está siendo coordinado por la Federación de Espeleología de Madrid y sufragado por este colectivo y particulares, por la falta de respaldo de las autoridades españolas y la ausencia de medios de las peruanas. Es más, desde Lima han reclamado la ayuda de los espeleólogos españoles para sacar al herido, Cecilio López-Tercero, ya que carecen de un grupo especializado para ello.

Iñaki Sáez, de 49 años, es sargento en el parque de bomberos de San Vicente, municipio donde reside. El domingo por la noche aguardaba en el aeropuerto de Barajas un avión para llevarlo junto a otros nueve compañeros a Perú. Mientras esperaba el vuelo declaró a este medio vía telefónica que «conocemos los peligros que entraña el rescate pero lo hacemos en solidaridad con un compañero. Yo ya estuve el pasado año en la misma zona donde está atrapado, en un proyecto de recuperación de patrimonio inca, y podría haber sufrido allí un accidente. Y a mí me habría gustado que vinieran a rescatarme».

El espeleólogo resultó herido el pasado jueves al sufrir una caída en la cueva Inti Machay, en el municipio de Leymebamba del departamento andino de Amazonas, donde participaba en una expedición formada por nueve espeleólogos mexicanos, franceses, italianos y españoles. Precisamente el accidentado, miembro del grupo de rescate de la Federación Madrileña de Espeleología, es el único de este grupo que es socorrista. Por ello, pese a que al campo base ya ha llegado material para el rescate cedido por una empresa, ni sus compañeros ni los rescatadores peruanos que hay en el lugar saben utilizarlo, por lo que necesitan a los espeleólogos españoles.

El sábado partieron seis espeleólogos de Madrid, y en la mañana de ayer salió otro equipo de diez especialistas, entre los que figura Sáez, un compañero castellonense y otros ocho madrileños.

Rescate muy complejo

La operación de rescate es compleja. La gruta está a más de 3.000 metros de altura, en una zona amazónica con pésimas conexiones, ya que pese a estar a 200 kilómetros de la capital se tarda en llegar 24 horas sin realizar paradas y la cueva está en una zona muy abrupta. Además, la situación dentro también muy complicada, ya que el herido está a 400 metros de profundidad, hay simas inundadas, la cueva es estrechísima y compleja, y hay grandes desniveles por donde hay que sacar a una persona en camilla.

Por ello se necesita a mucha gente experimentada dentro de la gruta, pero la situación es «caótica» allí por la falta de medios, según relató Sáez, que lamentó que pese a tener el accidentado un seguro internacional para estos casos su compañía se está desentendiendo. También criticó que «estamos pagando todo el operativo, medios y viajes, de nuestro bolsillo junto con la Federación Madrileña, por la falta de implicación de las administraciones públicas, que deberían facilitarnos algunos medios y no dejarlo todo en manos de iniciativas particulares».

Sáez debía llegar en la pasada madrugada a Lima tras escala en Quito (Ecuador), y por delante aún le quedará un duro viaje de más de 24 horas hasta la selva amazónica, para alcanzar la gruta.

El tiempo no está ayudando, ya que las persistentes lluvias retrasaron los trabajos el sábado. López-Tercero ha conseguido ser atendido por un médico peruano especialista en espeleología, quien indicó que tiene dos vértebras lesionadas en la zona lumbar. Permanece desde el jueves a 400 metros de profundidad acompañado por el equipo de expedicionarios con el que iba. Come, se hidrata y está protegido térmicamente, aguardando que llegue ayuda especializada, unos espeleólogos que no han dudado en cruzar el Atlántico y jugarse la vida para ayudar a un compañero en apuros en una región a caballo entre los Andes y el Amazonas.

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