La primera actuación de una administración pública en el pantano de Tibi en décadas, probablemente desde los años 60. La Diputación de Alicante va a llevar a cabo este año la limpieza y desbroce de la pared de la presa, ante los requerimientos de los regantes de l'Alacantí por el peligro que representa para su estabilidad a largo plazo. A pesar de ello, esto no significa que las administraciones por fin vayan a involucrarse en la puesta en valor y recuperación de esta valiosa infraestructura, la presa más antigua en funcionamiento de Europa y que constituyó un hito de la ingeniería en el Viejo Continente hace más de cuatro siglos.
El Gobierno central prevé en el borrador del Plan Hidrológico de Cuenca del Júcar que su restauración ecológica y acondicionamiento paisajístico no se inicie hasta 2022, terminándose hacia 2027. Y todo a pesar de que la capacidad del pantano se ha reducido en un 60% por los lodos que acumula su vaso y que es el único de la cuenca que no presenta un buen estado químico ya que está contaminado por níquel.
El presidente de la Comunidad de Regantes Sindicato de Riegos de la Huerta de Alicante, Francisco Vidal, confirmó esta semana que la Diputación ha aceptado su petición de ayuda para acometer esta obra en el pantano, que es propiedad de este colectivo, y que destinará 12.000 euros para limpiar y desbrozar la pared, que tiene 42,7 metros de altura. El dirigente explicó que durante años la falta de mantenimiento por la ausencia de medios «ha hecho que en las juntas de la pared hayan ido creciendo plantas y matorrales que deterioran el amalgama que une las piedras». De cualquier forma Vidal destacó que la pared «no tiene ningún problema de seguridad», pero esos matorrales a la larga pueden acrecentar el deterioro de la misma.
Ayudas y calidad del agua
El dirigente comunero destacó que «llevábamos tiempo buscando ayudas para realizar esta obra en altura y la Diputación ha sido la más sensible, a través del área de Medio Ambiente». Para ello, tras presentar un proyecto ante la Institución Provincial, esta ha recurrido a una empresa especializada que ejecutará este año los trabajos.
En cuanto a la recuperación del embalse y su dragado, Vidal se mostró muy escéptico. Recordó que actualmente los altos niveles de conductividad del agua -una gran salinidad- hacen que ese caudal no sea apto para frutales y hortalizas normalmente, salvo en época de aguas abundantes, por lo que tiene que mezclarla con agua depurada para poder regar l'Alacantí con ella.
Debido a esta baja calidad del agua, producto de los lodos y de que recibe los vertidos de las depuradoras de la Foia de Castalla, de marcado carácter industrial, y por el alto coste de la retirada de los lodos y su eliminación, los regantes han renunciado a insistir en el dragado del pantano, lo que permitiría aumentar en un 60% su capacidad. Otro problema medioambiental sería qué hacer con los lodos, que equivaldrían a tres hm3 de agua y contienen una gran presencia de metales pesados, ya que se planteó en su día la posibilidad de incinerarlos en cementeras, algo que no es posible al no ser viables como combustible.
Recuperación del enclave
En cambio los ecologistas insisten en la necesidad de recuperar este enclave y acometer el dragado del pantano, declarado Bien de Interés Cultural. Ecologistes en Acció ha presentado alegaciones al Plan de Cuenca de la Confederación Hidrográfica del Júcar, cuyo periodo de exposición pública finalizó hace unos días. Los conservacionistas recuerdan que este embalse es el único de la cuenca que no alcanza un «buen estado químico», debido a su contaminación por níquel.
Por ello no entienden que obras urgentes como esta se aplacen a 2027, «que es como aplazarla indefinidamente». La actuación la presupuesta el Ministerio de Medio Ambiente por 1,71 millones de euros, pero no estaría acabada hasta al menos 2027.
