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SAN VICENTE DEL RASPEIG

El Tubo, mitad barrio mitad polígono

Los vecinos comparten desde hace décadas sus calles con la actividad que se desarrolla en decenas de naves industriales

Varias imágenes de la actividad diaria en las calles del barrio de El Tubo. pilar cortés

Camiones cargados de mercancías circulan a diario por las calles de El Tubo, compartiendo la calzada y las zonas de aparcamiento con los vecinos del barrio y sus vehículos. Acostumbrados a compartir espacios públicos desde hace décadas, la convivencia suele ser armónica pero de vez en cuando surgen problemas por la dificultad que supone compatibilizar la vida tranquila de una zona residencial con el trajín un polígono industrial.

El barrio nació con la construcción de algunas viviendas en la primera mitad del siglo pasado. Otra de las construcciones más antiguas es la subestación de Iberdrola, origen de la red de cables que se alza sobre muchos de los tejados. Y después llegaron las naves industriales, pero se instalaron varias décadas atrás y a estas alturas su traslado parece una tarea difícil, sobre todo con el panorama actual para las empresas y las administraciones. Además, el Plan General vigente plantea un uso compartido para este barrio.

«Aquí siempre ha habido confrontación por el tema de los ruidos», explica José Carretero, empleado de una de las empresas implantadas en el barrio y, su vez, vecino. La nave donde trabaja alquila equipos de sonido para la celebración de eventos y, cuando acaban de madrugada y descargan, los vecinos protestan. «La única solución sería levantar el muro de Berlín o reubicarlas en otro lugar», plantea este residente en la zona.

Para la presidenta de la Asociación de Vecinos de El Tubo, Teresa Reyes, el principal motivo de preocupación son los materiales que utilizan algunas de las industrias. «Aquí hay un laboratorio de productos farmacéuticos que maneja un montón de alcohol puro. Es verdad que tienen todos los permisos y el informe favorable de Bomberos, pero a nosotros nos da miedo», señala la portavoz de los residentes.

También advierte de que «hay una nave de extintores que debería estar en un polígono industrial y camiones y trailers que vienen al almacén de chuches e invaden todo el aparcamiento».

Por su parte, los industriales afincados en el barrio también tienen ciertas quejas como la falta de limpieza, ya que sólo se repasan las calles dos veces a la semana. Uno de los empresarios explica que los árboles plantados en las aceras «sudan, tiran mucha resina y las hojas que les caen embozan los canalones» en los tejados de la naves industriales. Además «las ramas dañan las carrocerías» de algunos camiones cuando cargan y descargan.

Ana Sanjuán, administradora de una nave dedicada al sector de los cosméticos, relata que desde que el Ayuntamiento habilitó la zona de aparcamiento «se notó mucho y se ha mejorado la imagen». Esta directiva se queja sin embargo de que «el Ayuntamiento nos ha obligado a poner contenedores, que compramos con nuestro dinero pero los utilizan los vecinos porque los suyos están más lejos y nos los ensucian y rompen. Además, en el mío vierto plástico y no quiero basura».

También se pregunta la presidenta de la asociación por qué ellos siguen teniendo que utilizar los contenedores verdes, de apertura manual, que se sustituyeron en el resto de la ciudad por otros más higiénicos.

Por su parte, José Antonio Díaz, responsable de administración de la empresa Modelec, lamenta las malas comunicaciones «como el adsl, que va lentísimo».

Desde el Ayuntamiento recuerdan que en el barrio «se han urbanizado las calles, la plaza y el aparcamiento», lo que mejoró mucho la imagen, aunque aún quede algún vial por urbanizar. En el equipo de gobierno ven complicado trasladar la zona industrial pero recuerdan que hay una apuesta por potenciar el uso residencial, ya que el plan parcial de la antigua fábrica de Fibrotubos prevé varios centenares de viviendas y una gran zona verde.

En cuanto a la subestación eléctrica, hubo un proyecto de Iberdrola para soterrar esta instalación y los cables, mientras que el edificios se ha incluido en el catálogo de bienes a proteger y se le podría otorgar un nuevo uso.

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