La cuarta fue la definitiva y con media hora de retraso daba comienzo el acto de colocación de la primera piedra de la Universidad Católica. No faltaba nadie, los padres de la criatura, la UCAM, acompañados por los cargos más distinguidos de la jerarquía eclesiástica y para recibir a la criatura, un orgulloso alcalde, Manuel Aracil. La ceremonia, aunque tarde, ya pidió paciencia el alcalde en su discurso, reunió a 500 personas bajo una gran carpa instalada junto a la Residencia de Tiempo Libre. Como si de una boda se tratase, se cuidaron todos los detalles aunque poco pudieron hacer para silenciar los gritos de protesta en contra del proyecto que protagonizó un grupo de 30 manifestantes de Esquerra Unida y la Plataforma Anticrematorio.

Consideran que el Ayuntamiento está beneficiando a una entidad privada y que además ha realizado una "operación muy arriesgada" al contraer con la Generalitat una deuda de 4,5 millones de euros sin haber recibido antes el dinero que la UCA se comprometió a pagar. El convenio que establece la cantidad y los plazos en los que la Fundación San Antonio pagará los cuatro millones, así como los metros que el Consistorio le cede, está por firmar. Además la Generalitat todavía no se ha pronunciado sobre el proyecto educativo ni de infraestructuras. No hay un convenio firmado, ni la autorización de implantación ni la licencia de obras, trámites que, sin embargo, no son un inconveniente para los organizadores que ayer iniciaban orgullosos este proyecto.

"Pensábamos que este momento sería el idóneo para firmar el convenio, aunque conforme se acercaba el día nos dimos cuenta de que era un error. No hay prisa, se firmará más adelante conforme nos reunamos y avance el proyecto", aseguró ayer el alcalde, Manuel Aracil.

Tanto Aracil como el presidente de la UCAM, José Luis Mendoza, destacaron su fe en el proyecto.

"Hoy es un día muy especial para los cristianos. Se pone en marcha una universidad al servicio del hombre. Por la gracia de Dios este proyecto será un bien inmenso para la provincia de Alicante. De aquí no saldrán sólo cirujanos o abogados, saldrán personas con valores éticos y morales, hombres de bien", con este contundente mensaje José Luis Mendoza comenzaba su discurso, casi a gritos por el ruido ensordecedor de la protesta que apenas dejaba escuchar la intervención, centrado en la iglesia y su "labor evangelizadora".

"Esos que están ahí pitando no protestan por lo que aquí celebramos, lo hacen porque han venido a apuntarse y han tenido que esperar", así se dirigió el alcalde, Manuel Aracil, a los manifestantes. "Este proyecto nace de la generosidad y el entusiasmo de personas como Mendoza", manifestó Aracil en un discurso muy politizado en el que hizo referencia a la oposición. "Me hubiera gustado tener aquí a toda la corporación. Esto no es mío, es para el pueblo", dijo Aracil.

Para que la universidad sea viable necesita la autorización de la Generalitat, aunque, según las palabras del secretario general de universidades, José Miguel Savall, tienen todo el respaldo de la administración. "Tenemos los proyectos y los estudiaremos para facilitar su implantación", aseguró Savall.

El acto contó además con la presencia del obispo de la Diócesis de Orihuela-Alicante, Jesús Murgui, miembros del PP como el diputado autonómico David Serra y representantes del sector empresarial, entre ellos el presidente de Coepa, Moisés Jiménez.