María Alfonsa Pérez se levanta cada mañana, hace su cama, arregla su habitación, se ocupa de ponerle la comida a los pájaros, se asea y se viste. Y en sus ratos libres siempre pregunta si hay algo que hacer. Josefa Sánchez es un poco nerviosa y su silla de ruedas no le impide participar en todas las actividades que se programan en la residencia de ancianos. Estas actitudes no serían muy llamativas si no fuera porque estas mujeres tienen 103 y 104 años de edad, respectivamente.

Las dos centenarias, que residen en el centro geriátrico Cap Blau de Sant Joan d'Alacant, celebraron su cumpleaños anteayer arropadas por sus familiares, amigos y por los trabajadores de la residencia.

"¡Qué maravilla!, ¡cómo me gustaría estar así a esa edad!", fue la frase más repetida entre los asistentes a la celebración, que disfrutaron de una actuación de sevillanas y de una chocolatada.

Las dos ancianas coinciden en que la receta de la longevidad es el trabajo duro y constante que han realizado a lo largo de su vida. "Trabajar mucho y comer poco es el secreto, porque si se come mucho no se trabaja", aseguraba María Alfonsa. Josefa Sánchez ,o Pepita -como la llaman las personas más cercanas a ella-, es alicantina de nacimiento y empezó a trabajar muy joven en una fábrica de sacos. También fue modista y se encargó durante unos años de pegar los negativos de las películas cobrando una peseta.

Por su parte, Alfonsa, natural de Jaén, dedicó su vida al campo y a la cría de borricos y pavos. Además, recuerda que trabajó llevando piedras para construir las carreteras y estuvo empleada en varios domicilios como asistenta.

Aprendiendo a leer y escribir

Con estas trayectorias no es de extrañar que las dos mujeres afirmen que es ahora cuando están disfrutando de la vida y de la tranquilidad. "Aquí estoy aprendiendo a leer y a escribir", explicaba Alfonsa muy agradecida por la atención que recibe en el centro.

Sin duda, el bache generacional es muy grande y si hay algo que les choca a ambas es el cambio que ha experimentado el mundo a lo largo de estos más de cien años. "Han vuelto la vida del revés", aseguraba Alfonsa entre risas. "Antes todo nos daba vergüenza", añadió. "En nuestra época jugábamos en la calle al tranco, paseábamos y comíamos barquillos", relata Josefa.

La celebración de ambas efemérides contó con la presencia de la edil de la Tercera Edad, Carmen Navarro, quien declaró sentir envidia al observar lo bien que se encuentran las homenajeadas.