La construcción del aeródromo sobre los terrenos que hoy ocupa la Universidad de Alicante dio lugar a que San Vicente del Raspeig fuera objetivo de los bombardeos que efectuó la aviación de Mussolini para apoyar al bando franquista durante la Guerra Civil. Las imágenes que captaron los propios atacantes italianos antes, durante y después de masacrar la localidad con sus bombas, han sido recopiladas ahora por el investigador Gaspar Díez Pomares en el libro "Sant Vicent del Raspeig bombardeado (1938 - 1939). Atlas fotográfico", editado por el Cercle d'Estudis Sequet però Sanet. Parte de estas imágenes y algunas maquetas también se exponen en la sala Aifos de la Facultad de Filosofía y Letras hasta el próximo día 26.

Durante una estancia de tres meses en Italia, Gaspar Díez pudo documentarse en el Ufficio Storico della Aeronautica Militare sobre los cuatro bombardeos registrados en San Vicente entre el 9 de junio y el 7 de julio de 1938, así como del quinto ataque, del 1 de marzo de 1939, ya al final de la contienda.

En las fotografías se puede observar cómo eran y cómo quedaron tras ser masacrados lugares como las actuales Universidad, avenida de Vicente Savall o el Centro de Salud II, entre otros.

El autor relata que San Vicente se convirtió en objetivo porque la industria bélica montada por el Gobierno de la República se situaba en los terrenos del actual campus y el bando fascista se propuso destruirla. Las fotos muestran cómo lo fue consiguiendo.

Las naves de l'Aviazione Legionaria delle Balleari que, como su nombre indica, tenían su base en las islas Baleares, lanzó 28 toneladas de bombas en estas cinco incursiones. En las cuatro primeras el bombardeo se centró más en el actual campus con el objetivo de destruir tanto la infraestructura militar como el propio aeródromo. Aun así, Díez relata que "las secuelas se dejaron notar en la ciudadanía hasta el punto de que la población de San Vicente, que se aproximaba a las 9.000 personas, se redujo en 1.200 por la cantidad de ciudadanos atemorizados que abandonaron el casco urbano. También "se construyeron refugios para 6.500 personas, más de tres cuartas partes de la población", indica el autor.

El último bombardeo resultó aún más cruel, pues se lanzaron numerosas bombas ligeras y se aproximaron más al casco urbano.

El libro relata cómo sufrieron la tragedia los sanvicenteros y narra casos como el de la familia Montoyos, muy recordado aún entre los mayores. Al oir un bombardeo salieron de casa y murieron el cabeza de familia y una de las hermanas. Otra hija quedó mutilada del brazo, con todo lo que ello supuso en la posguerra para una mujer del bando perdedor.