Las más de mil cien butacas del cine "La Esperanza" se volvieron a llenar el fin de semana pasado con el estreno de "El gato con botas". Este sábado y domingo hay programa doble. Primero una película para niños, "Arthur Christmas: Operación regalo" y después dos sesiones de "Sherlock Holmes". Por tres euros se pueden ver las dos.

"Lo mejor es que te puedes llevar tu bocadillo sin que te llamen la atención y que en el cine de verano hay incluso mesas para cenar", explica un espectador asiduo de este entrañable lugar. De pequeño asistía con sus padres y ahora es él quién acompaña a sus hijos.

Además, los precios de las golosinas tampoco resultan desorbitados, como en otros cines. "Yo pongo el precio que marca la distribuidora", apunta el propietario, José Manuel Alberola Vives. Una coca-cola cuesta un euro y la bolsa de palomitas, cincuenta céntimos. "El caso es ganar sin abusar porque si la gente está contenta, yo también estoy contento", señala José Manuel, quien explica que aplica esta política porque "aunque no me hago millonario, así tengo trabajo".

Con esta estrategia comercial, su cine no se ha resentido por las descargas ilegales de internet, que están causando estragos y han abocado al cierre de otros cines y videoclubs. Los espectadores saben que por poco dinero pueden disfrutar de ver un filme en la pantalla gigante. "A mí la piratería no me inquieta. Son las grandes empresas y el Gobierno los que se tienen que preocupar", apunta.

Normalmente la sala no se llena tanto como el pasado fin de semana porque cada día hay tres sesiones, aclara Alberola Vives, pero sí ocurre de vez en cuando. También indica que no abre al público entre semana, salvo los festivos, "porque van a venir veinte personas y no compensa el gasto de calefacción o aire acondicionado".

José Manuel Alberola conoce bien a fondo el negocio, pues se crió en él. "Mi abuelo lo compró en 1950 y este cine lo he comido y lo he mamado, como mi hijo, que tiene ahora diez años", agrega. Él se hizo cargo del establecimiento en el año 1987 y se hace cargo de todo, con la ayuda de su familia.

Aunque "La Esperanza" no tenga un diseño moderno como otras salas de la competencia, Alberola se esfuerza por renovarla conforme puede. "No me gusta embargarme y, como esto es muy grande, lo hago poco a poco", señala en un tiempo en el que su filosofía parece más actual que nunca. El pasado verano, por ejemplo, recubrió la pared con madera y esta semana ha estado sustituyendo un alero de la fachada.

Además, puede hacerlo con tranquilidad porque el pleno del Ayuntamiento de San Vicente acaba de aprobar esta semana una reforma del centro comercial y de ocio La Almazara para eliminar la obligatoriedad de construir cines: Por tanto, el suyo va a continuar siendo el único céntrico de todo el municipio.