Hace dos años ya ocurrió algo similar a lo de ahora en Ambolo. El tramo litoral de la Séquia de la Nòria y la Cala Blanca (o Caleta), que son de piedra tosca, se llenaron de arena. Ese verano los bañistas disfrutaron de los insólitos arenales. Pero fue un fenómeno efímero. La arena ha desaparecido.