Un drama sobre los problemas más graves de la sociedad norteamericana, comenzando por las drogas, que nos devuelve a una Julia Roberts que incorpora el papel de Holly, la madre de Ben, el protagonista. El comienzo podría ser el final de infinidad de películas: Ben regresa a casa con su familia en Nochebuena. Pero eso es solo la fachada. Su desconfiada madre, Holly Burns, le da la bienvenida, pero pronto se da cuenta de que Ben no está bien. Durante las 24 horas que pueden cambiar sus vidas para siempre, Holly debe hacer todo lo que esté en su mano para que su familia no se derrumbe. Es la cuarta película del director y guionista Peter Hedges, que debutó en 2003 con Retrato de April y que hizo a continuación Como la vida misma y La extraña vida de Timothy Green.

Interesado por las historias complejas y emotivas que se enfrentan a problemas trascendentales, como revela ¿A quién ama Gilbert Grape? (1993) -la película de culto basada en su novela- Hedges ha emocionado al público con tramas conmovedoras, y en ocasiones divertidas, sobre familias imperfectas que intentan sobrevivir en un mundo imperfecto.

El regreso de Ben está protagonizada por una familia que de primeras no parece tener nada que ver con los habitantes de sus títulos anteriores. Adinerados, atractivos y cariñosos, con una hija adolescente que canta en el coro y los peques de la familia disfrazados para la obra de Navidad, los Burns personifican la versión moderna de un cuadro de Norman Rockwell. Pero la cara de Holly Burns al llegar a casa y encontrarse a su hijo mayor Ben en la puerta lo dice todo: la familia está a punto de enfrentarse a un reto muy serio, que afecta a gente de todas las clases económicas y posiciones sociales.

Durante ese verano, el equipo de Jacobson le mandó el guion a la oscarizada actriz Julia Roberts para tantearle para el papel de Holly. A Roberts le encantó el material. «La historia me emocionó mucho», comenta la actriz, «el guion de Peter plantea todas las formas distintas en la que la adicción puede afectar a una familia».

«En mi familia siempre ha habido muchos problemas de adicción, tanto de alcohol como de drogas», dice Hedges. «Algunos se han recuperado, otros se quedaron por el camino y otros siguen luchando para superarla. Cuando perdí a un ser querido y otro de mis conocidos hizo un tratamiento de desintoxicación, decidí hacer una película para hablar de cómo el sufrimiento de una persona puede afectar al resto de miembros de la familia».