Para muchos hablar de la conexión USB-C no es una gran novedad ya que desde hace algún tiempo es el sistema elegido por la mayoría de fabricantes de telefonía móvil para cargar sus gamas altas.

Pero para muchos otros el USB-C les puede sonar a chino. Esta nueva conexión es la actual tendencia en el sector de la telefonía, y va camino de convertirse en el estándar también en el mercado de los ordenadores. Sus ventajas son innumerables si comparamos con los actuales USB de los ordenadores o los micro USB de la mayoría de móviles.

Lo primero que destaca de la conexión USB-C es que su diseño simétrico permite conectarlo tanto en un sentido como en otro. Los puertos USB actuales son asimétricos, por lo que antes de conectar, por ejemplo, nuestro móvil a su cargador, tenemos que mirar la dirección correcta del conector. Eso se ha terminado con esta nueva conexión. Los dos lados son iguales.

A la mayor transferencia de datos de la conexión USB-C hay que añadirle también la posibilidad de cargar a más velocidad debido a su mayor potencia. Y esto permite, entre otras cosas, que por fin un ordenador portátil se pueda cargar con una batería externa. Exactamente igual que si fuera un móvil. Bueno, casi igual…

Conviene aclarar que si queremos cargar nuestro portátil con una batería externa no podremos hacerlo con cualquier ordenador. Ni tampoco con cualquier cargador. Los primeros ordenadores con conexión USB-C que se pudieron cargar con una batería externa fueron los MacBook de Apple. Modelos profesionales de esa misma marca, como el MacBook Pro -es el modelo que hemos usado para nuestras pruebas- también permiten la alimentación eléctrica mediante una pila externa.

Y con respecto a los cargadores, tampoco vale cualquiera. Deben tener una potencia de salida suficientemente alta como para cargar el ordenador. Los dos modelos de nuestros test, de HP y de Mophie, cargaron un ordenador de pequeño tamaño -MacBook- y mantuvieron la carga sin moverse de un 80% durante horas en el caso de un MacBook Pro. En este segundo caso no se cargaba, pero tampoco se gastaba.

Fabricantes como Lenovo o HP ya empiezan a incorporar la conexión USB-C en algunos de sus portátiles, por lo que es cuestión de tiempo que se estandarice en el resto de marcas. De repente la autonomía de los ordenadores portátiles ha aumentado muchísimo. Y solo ha hecho falta una conexión de nueva generación: la USB-C.