Es más que manido comentar que vivimos en una era de hiperconexión e individualismo y que las redes sociales son el máximo exponente de este fenómeno. Pero por ser algo tópico, no es por ello menos cierto. Publicar fotografías de los planes que hacemos o detalles sobre nuestra vida está a la orden del día. Y además hay multitud de plataformas donde hacerlo, desde Facebook a Twitter, pasando por Instagram o WhatsApp.

Sin embargo, las redes sociales son lugares frecuentemente atacados por ´hackers´ y en los que sociópatas de todo tipo se camuflan sin llamar la atención. Además de por nuestra seguridad, también hay ciertas cosas que no deberíamos publicar jamás para que nuestra vida privada no cause perjuicios a la laboral o familiar. Hay un lugar para cada cosa, y lo mismo sucede en internet. Discernir entre lo que es publicable y lo que no, nos ahorrará posibles problemas incómodos que además siempre son evitables.

Nuestro nombre completo

Hay quien tiende a poner su nombre y dos apellidos, tal cual aparece en su carné de identidad. O aún peor: tal y como sale en el currículum vitae. Si estás buscando trabajo, ten por asegurado que el reclutador te buscará en internet. Y puede que lo que vea no le guste. No tiene por qué ser malo necesariamente, pero quizás lo que perciba a través de tus fotos o tus comentarios no encaje con el perfil que está buscando.

Tu fecha de nacimiento

Los informes que advierten de la poca imaginación que tenemos a la hora de poner contraseñas ya nos advierten de que tenemos que dejar de poner el clásico 0000 como código PIN o el 123456 como contraseña del Facebook. El siguiente password más utilizado es la fecha de nacimiento, o una combinación entre nuestro año y nuestro nombre.

Esto no solo lo saben las empresas de seguridad informática, también lo saben los piratas informáticos. Así que si les pones en bandeja el dato de tu aniversario, les estarás poniendo muy fácil el acceso a tu información.

El número de teléfono

Las aplicaciones de las redes sociales, con el pretexto de ofrecerte un mejor servicio y una mayor seguridad, te piden que ingreses el número de teléfono. Y en ocasiones también dejan un espacio en el perfil para ingresarlo y hacerlo visible al público. No lo hagas. Es probable que tu teléfono vaya a parar a una -o más de una- base de datos. También te expones a que te contacte gente sin permiso. Y entre esta gente, puede haber alguno que otro más pesado de la cuenta.

La proliferación de aplicaciones que vinculan el teléfono a la cuenta bancaria para hacer más fáciles los pagos entre contactos también hacen del número de teléfono un dato más preciado.

Contactos que no conoces

Si te agrega un desconocido, no hagas clic en "Aceptar" sin más. Antes, echa un vistazo a su perfil. ¿Es una cuenta recién creada? ¿Hay actividad en su tablón que haga pensar que realmente ha habido una persona utilizando esa cuenta un tiempo? Si no, quizás estés antes una cuenta falsa de alguien que quiere acceder a las fotos que solo tienes abiertas a amigos. Lo que los anglosajones llaman un "stalker" en toda regla. Sé desconfiado como regla general.

Fotos de tus hijos

La paternidad es un motivo de orgullo total. Y a veces es complicado contener esta felicidad. El cuerpo te pide proclamarla a los cuatro vientos.

Hay muchos padres primerizos que colapsan sus cuentas con vídeos y fotos de su retoño. Muchos cuestionan este comportamiento, porque el adulto está decidiendo publicar la imagen del niño sin tener en cuenta su derecho a la intimidad. Además, no hay nada más vulnerable que un niño, y aunque no lo creas, una vez subes su foto a internet esa imagen queda a la disposición de un montón de gente.

Información de nuestras vacaciones

Viajar es otro motivo que te hace querer hacer gala de tu buena suerte y tu alegría. Así que cuando ya tienes preparadas las maletas, publicas: "¡Me voy unos días de vacaciones!". Carita sonriente. Serpentinas y confeti. Manos aplaudiendo. Eeeeerrorrr.

¿Y si cuando vuelves a casa te la encuentras desvalijada? No hará falta que el caso caiga en manos de Sherlock Holmes para inferir que un caco ha visto tu mensaje y ha entrado a robar con la total seguridad de que no iba a encontrarse a nadie en el interior.

Hay otro comportamiento, no tan extendido pero ya habitual, que es peligroso: postear una foto de las tarjetas de embarque. Es arriesgado porque a través del código de barras o el código QR podrían acceder a la información de tu reserva, y obtener datos privados.