Cuando hace unas semanas se anunció el nuevo MacBook Pro en San Francisco, ya en la presentación se veía que ese ordenador portátil suponía un punto de inflexión en el mercado, y no solo por su relación tamaño/potencia, ni por su configuración, o por su pantalla, sino por las innovaciones que incluye. Tras incorporarlo al día a día en el trabajo durante estas últimas semanas descubres que, sin ser perfecto, adelanta cómo serán los ordenadores de los próximos años.

Estas líneas que estás leyendo están escritas desde el nuevo MacBook Pro con Touch Bar -en seguida hablaremos de estos últimos palabros- de 15”, con un procesador Intel Core i7 a 2,6 GHz., 16 Gb de RAM -algo corta a priori ya que no se puede ampliar- y un disco duro en estado sólido de 256 GB. que acompañan a dos procesadores gráficos: un Intel HD Graphics 530 y un Radeon con 2 GB. de memoria dedicada. El motivo de las dos gráficas es que el sistema cambia de la menos potente -la Intel- a la más poderosa -la Radeon- en función de las necesidades, para así optimizar el uso de la batería. La unidad probada cuesta 2.700 €, aunque estos nuevos modelos están disponibles desde 1.700 € si se opta por la versión de 13”.

Pero lo más significativo de este nuevo MacBook Pro es su barra táctil, llamada Touch Bar. Bueno, eso y la ausencia de puertos USB como los conocemos, algo que para algunos supone el fin de la civilización humana y la destrucción del planeta. En fin, la retrógrada cantinela de siempre.

Pero vamos por partes.

Gran potencia, pequeño tamaño

Al coger el nuevo MacBook Pro su tamaño te sorprende. Es pequeño, ligero y muy manejable para tratarse de un ordenador profesional, que suelen ser los más potentes y por ende los más aparatosos. Sin ser el tope de gama, este ordenador puede con lo que le eches, pero lo que más sorprende es ver que todo está empaquetado en un ordenador realmente delgado, tanto como un MacBook Air. Y ligero como pocos portátiles ‘Pro’ ya que tan solo pesa 1,83 Kg.

Para conocer la potencia y rendimiento de un ordenador hay dos formas de averiguarlo: puedes hacer un test de rendimiento o puedes meterle caña en tu día a día. En mi caso prefiero darle un uso intensivo a realizar los aburridos tests de rendimiento que solo sirven para saber quién la tiene más grande… Me refiero a la capacidad de cálculo.

Situaciones de uso real son las que te dicen si un ordenador es suficientemente potente para tus necesidades, y el vídeo es una buena vara de medir. Con Final Cut Pro instalado, editamos vídeo en resolución 4K -Ultra Alta Definición-. Usamos para ello seis pistas de vídeo 4K grabadas con dos cámaras y cuatro móviles, más una de audio, conectando el ordenador a un monitor externo -un Philips Brilliance LCD 4K de 40”-. En total eran algo más de 180 Gb. de datos. Y bien parecía que estaba trabajando con película de hace un siglo en blanco y negro de baja resolución: el MacBook Pro respondió sobradamente. El scroll por la película era rápido, fluido, y sin saltos. Y el procesado final de la misma fue igualmente rápido, algo muy de agradecer.

Así luce la barra Touch Bar. Fotos: Cyberdiario

Otra prueba para saber el rendimiento de una máquina son los videojuegos. Ordenadores portátiles pensados y concebidos para el gaming, con precios por encima de los 3.000 €, han sido en ocasiones auténticos fiascos con según qué juegos, que requieren de una gran capacidad y rendimiento. Pero no ha sido el caso, pese a que el nuevo MacBook Pro no es -a priori- un portátil para jugar. Jugando a Tomb Raider -el último para Mac- con todas las configuraciones gráficas al máximo, el MacBook Pro vuelve a comportarse como en el caso anterior, el del vídeo 4K: va sobrado. Tan solo encontramos un pero cuando juegas en el: el ventilador se dispara a las primeras de cambio, pero afortunadamente es silencioso y no enturbia el sonido del juego. Y hablando de sonido: la calidad de los altavoces es superior a la media, de gran calidad, algo que te llama la atención teniendo en cuenta el poco grosor del ordenador, por lo que la resonancia siempre es menor.

Batería y autonomía

Precisamente el intensivo uso del ventilador es uno de los problemas del nuevo MacBook Pro ya que la duración de la batería se reduce considerablemente en situaciones de estrés máximo, como los dos casos comentados anteriormente. Por otro lado también hay que decir que hemos probado ordenadores gaming cuya batería ha durado menos de una hora jugando a juegos que requieren de todo el rendimiento de la máquina. No es el caso.

Sobre la duración de la batería conviene decir que, sin ser la mejor de la historia -no supera al MacBook Air ni a otros Ultrabooks del mercado-, es excelente. Da para ver del tirón toda una temporada de Juego de Tronos en Full HD -con casi todos los sistemas desconectados y el brillo de la pantalla bajo- o para realizar trabajos ofimáticos durante casi ocho horas con todo encendido. Está claro que si optimizamos el consumo energético -apagando el Wifi, el Bluetooth, en un entorno de luz constante desconectando el sensor de iluminación…- conseguiríamos una duración mayor, pero de lo que se trata es de darle un uso real, y no de andar haciendo filigranas en un uso irreal.

La gran innovación se llama Touch Bar

Para que se entienda lo que es la Touch Bar, es una suerte de pequeña y alargada pantalla táctil que ocupa el espacio que hasta ahora ocupaba la primera línea de teclas de cualquier teclado, las de las teclas F1, F2, etc. Esa barra táctil -imagina que es la pantalla de tu móvil, pero más fina y alargada- nos muestra diferentes botones en función de la aplicación que estamos usando. De esta forma, por ejemplo, mientras escribo esto me van apareciendo palabras que puedo añadir solo pulsándolas, como si estuviera escribiendo con el móvil.

Foto: apple5xl

Si cambias de aplicación, por ejemplo a la del correo electrónico, la barra me muestra accesos directos a las acciones más habituales. Aparece un botón de reenviar, uno de archivar, e incluso accesos directos a algunas carpetas. Pero lo mejor es que la barra aprende de la forma de usar el correo, y va modificando esos botones virtuales, sustituyéndolos por los que más se utilizan. Y así con todos los programas del sistema. Y poco a poco también será así con los de terceros ya que Apple ha dado acceso a los desarrolladores para que su creatividad haga el resto.

En el día a día, la barra Touch Bar se ha destapado como un elemento muy útil, hasta tal punto que me pregunto por qué no se le ocurrió antes a nadie. La gestión del correo electrónico es ahora exageradamente más rápida, y solo por eso ya merece la pena tener esa innovación al alcance de tus dedos. La cosa mejora cuando se utiliza el editor de texto, el programa de presentaciones o las hojas de cálculo. Tener acceso directo a los menús del formato de las celdas, del autorrelleno o de las fórmulas es algo que no tiene precio cuando se está trabajando con grandes balances. Y en el caso del editor de texto, el poder cambiar los estilos de los textos con un par de clicks es realmente útil.

Adobe va a lanzar en breve actualizaciones para sus principales aplicaciones con compatibilidad para Touch Bar, empezando por Photoshop, pero ya a día de hoy son numerosas las aplicaciones compatibles con Touch Bar. Final Cut Pro -el editor de vídeo de Apple- es mucho más versátil, eficaz e intuitivo en un MacBook Pro con Touch Bar.

Esta innovación se verá antes o después no solo en otros ordenadores, sino también en multitud de dispositivos. ¿Por qué no una nevera, un televisor o un salpicadero de un coche con una barra táctil? Las aplicaciones que podría tener esta tecnología son infinitas y me da que vamos a ver cosas increíbles en los próximos años.

¿Cómo? ¿Que los puertos USB han desaparecido en el nuevo MacBook Pro? ¿Y el conector HDMI? Lo cierto es que aunque lo he visto, no lo he notado. Pero creo que de eso tenemos que hablar con calma en otro artículo.