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La evolución de los traductores

> El desconocimiento de un idioma ya no es tan preocupante para el viajero > Existen apps y gadgets capaces de interpretar distintas lenguas

Imágenes: Waverly labs, washington.edu, Google

Internet cada vez nos acerca más a los demás y hace más llevaderas las relaciones a distancia o el trabajar fuera de nuestras ciudades. Pero uno de los verdaderos retos, a día de hoy, no es ya el de poder establecer comunicaciones a distancia, sino el de comprendernos los unos a los otros para poder relacionarnos.

El proyecto Pilot

Con el fin de hacer las conversaciones cara a cara, más naturales, la startup neoyorquina Waverley Labs, ha desarrollado un diminuto auricular que traduce conversaciones directamente a nuestro oído y a tiempo real. Una de las ventajas más interesantes del prototipo es que no necesita conectarse a internet, sino que accede de forma inalámbrica a nuestro smartphone, para obtener los datos directamente de su aplicación. Por el momento Pilot es capaz de traducir: inglés, español, francés e italiano, aunque es posible que en un futuro la lista aumente, si la campaña de crowdfunding que están a punto de lanzar, llega a buen puerto.

Lenguaje de signos

La tecnología también tiene mucho que ofrecer en el campo de la accesibilidad y es por ello que también existen dispositivos para mejorar la comunicación con aquellas personas que sufren problemas de audición. De hecho, esta misma semana, hemos podido ver cómo Navid Azodi y Thomas Pryor, dos investigadores de la Universidad de Washington, presentaban SignAloud, unos guantes capaces de traducir el lenguaje de signos al inglés, para que así cualquiera pueda comprender dichas señas, sin ningún esfuerzo, algo que facilitaría el día a día de muchas personas.

Las apps que ya tenemos

Aunque muchas veces tengamos la sensación de que las nuevas tecnologías nos aíslan de los demás, lo cierto es que tanto las aplicaciones como los gadgets se están integrando de forma bastante natural en nuestras vidas, lo que está fomentando aún más la interacción humana. Y es que los ingenieros están consiguiendo que estos dispositivos pasen a un discreto segundo plano, lo que nos hace pensar que llegará un día en que ya casi ni nos daremos cuenta de que están ahí.

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