Más allá de los gadgets individuales, como los coches de Google o Tesla, lo que buscan las grandes empresas es una forma eficiente de aunar todos estos servicios para hacerlos funcionar de forma coordinada, con el fin de aprovechar mejor los recursos existentes. Para ello se están desarrollando complejos sistemas operativos que sabrían en cada momento qué ocurre en cualquier rincón de su geografía, para así poder actuar en consecuencia, de la forma más rápida.
Tráfico inteligente
Aunque son muchas las empresas que pugnan por ser las primeras en comercializar coches autónomos, la realidad es que esta tecnología escondería mucho más de lo que deja ver en un principio. Por ejemplo, los núcleos urbanos presentarían una menor congestión y, por lo tanto, unos niveles más bajos de contaminación al permitir que sean los propios coches quienes se organicen de forma inteligente y ordenada, igual que hacen las abejas de un enjambre. También se suprimiría la necesidad de tener semáforos o un horario fijo para el transporte público, ya que los autobuses podrían adaptar sus rutas en función de la cantidad de viajeros.
Diseñando una ciudad
El proyecto de Alphabet parece ser algo más que una mera remodelación de las ciudades en que vivimos y es por ello que, se rumorea, que la compañía estaría buscando lugares específicos en los que construir estas tecnológicas urbes. Y es que su objetivo, según indican en su propia web, sería ofrecer las herramientas necesarias para mejorar la vida de los ciudadanos, abordando temas tan serios y preocupantes como la pobreza, la delincuencia o la contaminación.
El proyecto de Facebook
Como ya pudimos ver a comienzos de este año, el propio Mark Zuckerberg también se ha embarcado en un ambicioso proyecto personal relacionado con la domótica, que buscaría precisamente revolucionar la forma en que nos relacionamos con nuestros hogares, al integrar en ellos a un asistente inteligente, capaz de reconocernos y aprender de nuestros gustos, para que así no tuviésemos que preocuparnos por las pequeñas tareas cotidianas, lo que nos permitiría tener más tiempo libre.
CONCLUSIONES
Aunque la historia de la ciencia ficción quizá no esté de parte de este tipo de proyectos, que siempre terminaban en desastre, lo cierto es que internet ha demostrado lo beneficiosas que pueden llegar a ser, en nuestro tiempo, cosas como la «economía colaborativa» y es por ello que tampoco sería de extrañar que en un futuro cercano este tipo de modelos se extendiesen a una escala mucho mayor para cubrir las necesidades, cada vez más cambiantes, de los ciudadanos.
