Un equipo de investigadores de la Universidad de Iowa (UI), en Estados Unidos, ha demostrado que la pérdida en los ratones de un gen relacionado con trastornos alimenticios en los humanos conduce a varias anomalías de comportamiento que se asemejan a las observadas en las personas con anorexia nerviosa. Este gen, el receptor alfa relacionado con el estrógeno, puede contribuir al riesgo de contraer anorexia o bulimia nerviosa.

El equipo, dirigido por Michael Lutter, profesor asistente de Psiquiatría en la Facultad de Medicina Carver en UI, encontró que los ratones que carecen del gen receptor alfa relacionado con el estrógeno (ESRRA) están menos motivados a buscar comida alta en grasas cuando tienen hambre y presentan interacciones sociales anormales. El efecto fue más fuerte en ratones hembra, que también indicaron un aumento en comportamientos como el obsesivo-compulsivo.

El estudio también muestra que los niveles ESRRA son controlados por el estado de la energía en los ratones. La restricción de la ingesta de calorías al 60 por ciento de lo normal durante varios días aumentó significativamente los niveles de ESRRA en los cerebros de los ratones normales. "La disminución de la ingesta de calorías suele mover a los animales, incluidos los humanos, a buscar comida alta en calorías. Estos hallazgos sugieren que la pérdida de la actividad ESRRA puede altera esa respuesta", afirma Lutter.

La anorexia y la bulimia nerviosa son trastornos mentales comunes y graves. Lutter observa que aunque entre el 50 y el 70 por ciento del riesgo de padecer un trastorno alimentario se hereda, identificar los genes que median en este riesgo ha sido difícil.

ESRRA es un factor de transcripción, un gen que activa otros genes. Lutter y sus colegas encontraron previamente que una mutación que reduce la actividad de ESRRA se asocia con un mayor riesgo de trastornos de la alimentación en pacientes humanos.

Aunque ESRRA se expresa en muchas regiones del cerebro que se interrumpen en la anorexia, no se sabe casi nada acerca de su función en el cerebro. En la nueva investigación, publicada en la edición digital de este jueves de 'Cell Reports', el equipo de Lutter manipuló ESRRA en ratones para investigar el papel de la genética en el comportamiento.

"Este trabajo identifica el receptor alfa relacionado con el estrógeno como uno de los genes que puede contribuir al riesgo de contraer la anorexia nerviosa o la bulimia nerviosa", dice Lutter. "Es evidente que los factores sociales, en particular el ideal occidental de la delgadez, aportan el restante riesgo 'no genético' y que la creciente tasa de trastornos de alimentación en los últimos decenios se deba probablemente a factores sociales, no genéticos", añade.

A través de una serie de experimentos con ratones modificados genéticamente, Lutter y su equipo demostraron que los ratones sin el gen ESRRA tienen anormalidades de comportamiento relacionadas con la alimentación y el comportamiento social. En particular, los ratones sin ESRRA muestran un menor esfuerzo para buscar comida rica en grasas cuando tienen hambre y mostraron un deterioro de la interacción social. Las hembras de ratón sin el gen muestran un aumento compulsivo de aseo, que puede imitar el comportamiento de tipo obsesivo compulsivo en los seres humanos.

Con el fin de perfeccionar su comprensión de los efectos de ESRRA en el cerebro, los científicos eliminaron selectivamente el gen de regiones particulares del cerebro que se han asociado con trastornos de la alimentación. Así, encontraron que la eliminación del gen de la corteza orbitofrontal se asoció con un aumento de los comportamientos de tipo obsesivo compulsivo en ratones hembra, mientras que la pérdida de ESRRA de la corteza prefrontal de los ratones hizo que estuvieran menos dispuestos a trabajar para conseguir comida alta en grasas cuando tenían hambre.

Estos nuevos hallazgos podrían apuntar a determinados circuitos neuronales que podrían ser objetivos para el tratamiento de conductas anormales asociadas con trastornos de la alimentación. "Los modelos de ratón de enfermedades neuropsiquiátricas humanas son útiles para identificar anormalidades celulares y moleculares que podrían contribuir a enfermedades como trastornos de la alimentación --asegura Lutter--. También sirven para detectar nuevos medicamentos. Tenemos previsto empezar a probar nuevos tratamientos para la anorexia nerviosa para ver si invierten problemas de conducta en nuestros ratones".