Las barras de labios modernas son una mezcla de ceras de alta calidad (abeja, candelilla, carnaúba), aceites (ricino) y grasas. Se funden en un recipiente y se le añade el pigmento colorante, que ha sido previamente molido. Entre los colorantes están: ácido carmínico (rojo), óxido de hierro (marrón), óxido de titanio (blanco).

Se agita la mezcla durante horas, se le añade un perfume o un sabor, se eliminan las burbujas de aire, se filtra y se deja enfriar. Para producir la barra, se funde de nuevo la mezcla, se rellena el molde de la barra, se transfiere a envases individuales, se esteriliza y se le da un acabado lustroso.

Sin embargo, la semana pasada investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de California, Berkeley (Estados Unidos), analizaron 32 diferentes barras de labios y brillo labial que se encuentran comúnmente en las farmacias y grandes almacenes y detectaron plomo, cadmio, cromo, aluminio y otros cinco metales, algunos de ellos en niveles que pueden suscitar potenciales problemas de salud.

La principal preocupación es estos componentes se ingieren o se absorben poco a poco. Los investigadores definieron una ingesta diaria de 24 miligramos de maquillaje de labios por día, mientras que varias aplicaciones al día podría subir a 87 miligramos.

Hay peligro de una excesiva exposición al cromo, un carcinógeno. Los autores del estudio creen que no es necesario tirar el brillo de labios en la basura pero sí una mayor supervisión de los reguladores de salud.