Mañana noche Papá Noel dejará en nuestras casas miles de regalos, como ocurrirá la próxima noche de Reyes, muchos serán teléfonos móviles.

¡Aún estamos a tiempo!, detengámonos un momento y reflexionemos.

Como padres tenemos la responsabilidad de cuidar y educar a nuestros hijos y ahora, en estos tiempos que nos ha tocado vivir, se ha añadido la responsabilidad de educar en el buen uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), en la vida digital, una vida que no es virtual, es real.

Educar en esta nueva faceta implica que debemos informarnos y formarnos para no dejar a nuestros hijos huérfanos digitales. Tenemos que estar al día de la evolución de la tecnología para acompañarle en su incorporación a la vida digital, no puede quedarse sin un padre o una madre que le guíe y le proteja. Hay que enseñarles a caminar por internet, es otro espacio en el que nos movemos, y repito: real. Como hicimos con él o ella cuando salíamos a la calle y eran pequeños: al principio lo llevábamos de la mano y no lo soltábamos, después, cuando nos fiamos de que no saldría corriendo y cruzaría la calle, lo llevamos a nuestro lado y más tarde empezó a salir solo, eso sí con límites de horario y de lugares por dónde se movería. Como en todo aspecto educativo hay un camino a recorrer: de la dependencia a la autonomía.

Es necesario establecer normas de uso claras, enseñarles las oportunidades, los riesgos y las normas de uso de las tecnologías, fomentar el espíritu crítico sobre lo que encuentra, debemos ser nosotros, los padres, quiénes les introduzcamos en las redes sociales, relacionarse sólo con quien conozca personalmente, enseñarles en qué consiste la privacidad, que trate a los demás como le gustaría que lo trataran, el respeto a los demás€ Poco a poco introducirle en las redes sociales vigilando, atentos, conociendo las claves de acceso, ayudarles a escoger unas buenas claves de uso y explicarles la razón. Fomentar el diálogo sobre lo que es una navegación segura, no descargar nada sin permiso por ejemplo. Instalaremos programas de control parental, pero no olvidemos que el mejor filtro parental somos los padres y serlo exige conocimiento de las TIC y una buena comunicación familiar y educación, es decir, cariño y normas.

Tiene que haber ya un camino recorrido cuando llegue el momento del móvil, por eso conviene retrasar al máximo su adquisición.

Y si ha llegado el momento, ¿por qué no un contrato? Os aseguro que os va facilitar mucho la tarea de educar. Aquí dejo algunas ideas para que elaboréis el contrato que acompañará a su regalo:

1. Los padres siempre conoceremos la contraseña.

2. Guardarás el teléfono todos los días en el «aparcamóviles» a las ... horas.

3. No se usa el teléfono en las comidas.

4. No lo llevarás al instituto.

5. Si quieres mantener línea y datos deberás€

Y un buen final:

Te queremos. ¡Disfrútalo!

Por último, educar es dar ejemplo. Hagamos nosotros un uso responsable y seamos coherentes con lo que exigimos a nuestro hijo o hija.