Antes de nada, un poco de historia: Jan Vermeer, pintor exquisito donde los haya (La joven de la perla, La encajera de bolillos…) nació en Delft, Países Bajos en 1632 y murió arruinado a los 43 años, habiendo sido muy cotizado ya en vida. Dejaba viuda y once hijos menores de edad, ocho de los cuales todavía vivían en la casa paterna. Es más que posible que alguno más hubiera muerto los primeros meses de vida y porqué no, quizás de bronquiolitis.

A su muerte se nombra a Antoni van Leeuwenhoek, nacido el mismo año y rico comerciante de telas, administrador de su deuda. Leeuwenhoek, además, era un autodidacta que experimentaba con aparatos ópticos y personalmente fabricó más de 270 microscopios. Descubrió los espermatozoides e identificó por primera vez una bacteria y un germen patógeno, además de otros muchos hallazgos. Virus. Bacterias. Bacterias. Virus... Al grano.

La bronquiolitis es una enfermedad infecciosa de las vías aéreas bajas que produce obstrucción a la salida del aire que inspira el paciente.

¿La causa más frecuente?: el llamado VRS, el virus respiratorio sincitial. Ocurre en todo el mundo y su incidencia máxima en nuestro medio es de Noviembre a Marzo. Afecta, mayoritariamente, a niños menores de dos años. Se contagia a través de los mocos o la saliva de una persona infectada y se propaga fácilmente en la familia, guarderías, salas de espera de hospitales y centros de salud.

En general no es grave, pero hay que vigilar mucho a los menores de seis meses, ya que en niños «mayorcitos» la infección por VRS cursa como un vulgar catarro.

Se puede reconocer porque suele empezar como un resfriado con moco en la nariz, algo de tos, quizás fiebre. A los dos dias la tos empeora y alguno puede que respire con dificultad, marcándosele las costillas y moviendo la barriguita arriba y abajo con cada respiración.

La gran mayoría de ellos pueden pasarla en el domicilio y son muy pocos los que requieren ingreso hospitalario, menos del 2%, y suelen ser menores de seis meses. La duración usual de la enfermedad ronda las tres semanas, día arriba, día abajo, aunque la tos a veces tarda otras dos en desaparecer.

La mejor medida para prevenir el contagio es que las personas que cuidan del bebé se laven bien las manos antes y después de cogerlo a él o a sus juguetes, biberones, chupetes... y mejor no llevarlo en invierno a guarderías si tiene menos de seis meses.

Si hay alguien acatarrado en casa, no debe besarlo, vestirlo, etc. Y no permita que se fume en casa.

No hay medicinas contra el virus de la bronquiolitis. Los antibióticos no valen para nada o pueden ejercer efectos adversos. Hay que recordar que la mayoría de los casos son leves, aunque necesitan supervisión estrecha por parte del pediatra, casi diaria la primera semana.

Los lavados nasales con soluciones salinas y la aspiración de secreciones son una buena alternativa. Es importante dar el alimento muy poquito a poco y ofrecer líquidos y alimentos blandos. Y sobre todo, ofrecer mayor atención a prematuros o bebés con problemas de corazón o de pulmón.

Y termino. Si vuestro bebé os deja dormir un rato y estais en vela, leed algo de Leeuwenhoek , a quien tanto debemos los médicos, o mirad reproducciones de obras de Vermeer y tratad de descubrir cual es más bella; y así se os hará más llevadera la bronquiolitis de vuestro amado retoño. Hasta otra.