Cuando acaba el verano, suelen aparecer dolores en el tobillo, los dedos y la planta del pie, debido al uso inadecuado de chanclas o por andar descalzo. Aquí mostramos cinco sencillos consejos para volver al calzado cerrado.

Cuando comienza el otoño, el 75% de las patologías que tratan los podólogos en sus consultas tienen relación con el uso abusivo de un calzado inadecuado, como zuecos y chanclas, o por andar descalzo en exceso, según el Colegio Oficial de Podólogos de la Comunidad Valenciana (ICOPCV).

Las dolencias más comunes son dolor en el tobillo, en la planta, empeine y arco interno del pie, y también son frecuentes la deshidratación excesiva de todo el pie, uñas despuntadas o rotas por el contacto diario con el agua y el uso de calzado descubierto.

Estos son los cinco consejos que dan los expertos para cuidar los pies antes de volver a utilizar calzado cerrado:

- Realizar una quiropodia, para eliminar el exceso de piel muerta e hidratar los talones y las plantas del pie.

- Hidratar los pies adecuadamente para evitar la aparición de ampollas, grietas y sequedades, especialmente en el talón

- Secar los pies cuidadosamente. El exceso de humedad provoca múltiples problemas en los pies, por lo que deben secarse minuciosamente, prestando especial atención al espacio interdigital, para evitar la aparición de hongos y bacterias.

- Escoger correctamente los calcetines que deben ser de fibras naturales, para permitir una transpiración correcta al pie y no apretar en la parte alta para evitar problemas circulatorios.

- Revisar las plantillas del interior del calzado. Cuando los zapatos permanecen guardados varios meses es posible que las plantillas se hayan resecado por la sudoración, estén desgastadas o rotas. En el caso de que el calzado se encuentre en buen estado, se recomienda cambiarlas por si hubieran aparecido hongos o generaran molestias al caminar. Además, hay que revisar las suelas y cambiar las tapas, si están deterioradas, para que el calzado no sufra por el desgaste de las mismas.