La inversión en investigación es la alimentación de la industria farmacéutica que trata de dar solución a patologías complejas, desarrollando nuevas medicinas para curar enfermedades y mejorar la calidad de vida. La crisis económica afectó al sector, pero 7 años después, en 2016 logró un máximo histórico en la inversión en I+D con 1.085 millones de euros creciendo un 8%.

Hay fármacos que no faltan en ninguna casa, si alguien tiene dolor de cabeza, instintivamente se toma un paracetamol o si se han dado un golpe, prefieren optar por el ibuprofeno para el dolor muscular. Son dos de los medicamentos que nunca faltan en un botiquín, pero para llegar a la comercialización de estos productos, tuvieron que pasar todo el proceso de investigación.

La importancia de los ensayos clínicos

La mitad de los recursos en I+D están destinados a la investigación clínica, o lo que es lo mismo, a ensayos para testar fármacos en humanos. Los resultados de la encuesta elaborada por Farmaindustria dejan entrever el camino que están siguiendo los laboratorios a nivel de inversión contribuyendo al desarrollo de nuevos medicamentos. El gasto ha aumentado a un ritmo anual de 6,3% de media en los últimos 10 años.

El desarrollo de medicamentos requiere un proceso muy complejo. Javier Urzay, subdirector general de Farmaindustria, explica: "primero se encuentra un principio activo que produce unos resultados, se hacen pruebas preclínicas en laboratorio y con animales para saber que el medicamento no es tóxico".

Una vez confirmado esto, se pasaría a la investigación clínica que es la que mayor inversión requiere, probando en una primera fase con pacientes sanos. El siguiente paso es escalar la dosis, y tras ello se saltaría a la fase III que es la más costosa. Aquí se necesitaría una muestra más amplia con un mayor número de pacientes. Javier Urzay cuenta que este proceso lo llevan a cabo los hospitales, reclutando a pacientes que podrían beneficiarse de los desarrollos del fármaco. A pesar de la importancia y el coste de esta etapa, desde el punto de vista científico "en las primeras fases es cuando se ve si será efectivo". El resto de la inversión se ha distribuido para la investigación básica 150.7 millones euros; investigación galénica 70,4 millones; preclínica 63,5 millones; farmaeconomía, epidemiología y post-autorización 106,1 millones; Desarrollo tecnológico 55,1 millones; y otros, 61.6 millones de euros.

El personal dedicado a I+D se vio resentido con la crisis económica que fue descendiendo desde 2010. Pero a partir de 2015 comenzó a recuperarse consiguiendo aumentar un 3,4%. Además, el porcentaje de empleados cualificados (licenciados y doctores) ha aumentado desde 2006 un 12,7%. Este hecho es clave y diferencial para el desarrollo de I+D.

Las empresas farmacéuticas son las que han fomentado el crecimiento de la inversión al aumentar los fondos en proyectos de investigación realizados junto a hospitales (públicos y privados) y centros de investigación. Esta inversión es conocida como extramuros que, durante el 2016, se han llevado 492,9 millones de euros, lo que supone un 45,4% del total. Esto ha derivado en un crecimiento del 5,7% con respecto al 2010. La mayor parte ha ido a Madrid (113 millones) y Cataluña (109,6), mientras que 253 millones se han invertido en el resto de comunidades autónomas con mayor capital para Andalucía (41,3), Valencia (31,5) y Galicia (25,2). El resto de la inversión, 107 millones de euros se han destinado a proyectos en el extranjero.

Líneas de investigación

Para Javier es fundamental en I+D centrarse en "las necesidades que todavía no están cubiertas". Una gran parte de esta inversión está dedicada al cáncer, aproximadamente la mitad de los ensayos clínicos están relacionados con diferentes tipos de cáncer. "Otro de los grandes retos es el alzhéimer, pero los resultados todavía son muy modestos", relata Urzay. Pero no son las únicas enfermedades a las que se destinan recursos, también se centran en insuficiencias cardiacas, dermatología, neurología, pediatría o enfermedades huérfanas, que serían aquellas con poca incidencia, 5.000 casos entre un millón de habitantes.

¿Qué es la biotecnología?

Son los medicamentos que requieren de células vivas, por ejemplo, las vacunas a través de las que se inyecta al paciente un virus para que cree anticuerpos. Generalmente, las pastillas suelen estar elaboradas por procesos químicos, pero con esta rama se pueden dar soluciones a enfermedades que de otra forma no se encontraban. Los diabéticos tienen que pincharse insulina para regular sus niveles de azúcar, esto que debería fabricar el ser humano, se elabora industrialmente a través de la biotecnología.

Estos medicamentos son más complejos y costosos de producir, pero Javier nos cuenta: "la medicina busca estos elementos biológicos porque dan mejores respuestas a algunas enfermedades, pero tanto estos como los químicos son buenos".

Hacia el futuro

Casi todos los productos contra el cáncer, especialmente los relacionados con la hematología, se están desarrollando biotecnológicamente. Hasta ahora conocíamos la quimioterapia para combatir esta enfermedad que consiste en matar las células malas corriendo el riesgo de eliminar también las buenas.

El desarrollo en I+D ha llevado a los investigadores a encontrar un nuevo sistema: la inmunoterapia. "Consiste en activar el sistema inmunitario del paciente para luchar contra el cáncer", revela Javier Urzay. Existen medicamentos que se están comercializando y utilizando, y a pesar de que está en los comienzos, la inmunoterapia está abriendo una nueva vía en la lucha contra el cáncer.