La valoración de la composición corporal, y en especial del componte graso, es uno de los pilares de la adaptación al entrenamiento deportivo, tanto en niños como en adultos, así su conocimiento es fundamental en las unidades de Rehabilitación, Medicina deportiva y Entrenamiento deportivo.

La valoración de la composición corporal, y en especial del componte graso, es uno de los pilares de la adaptación al entrenamiento deportivo, tanto en niños como en adultos, así su conocimiento es fundamental en las unidades de Rehabilitación, Medicina deportiva y Entrenamiento deportivo.

Si los objetivos que nos marcamos son desarrollar abdominales debemos estar entre 8-11 % en hombres y del 15-17 % en mujeres, si somos atletas y, queremos un rendimiento óptimo, debemos estar en el 15 % para hombres y en 20 % en mujeres (no obstante, varía en función de la modalidad deportiva).

En la mayoría de las especialidades deportivas los atletas (corredores de fondo, saltadores, velocistas,) presentan un % de grasa bajo en relación a su composición corporal total, esto es debido a que la relación entre el componente graso y el componente propulsivo (muscular) es fundamental en los procesos de aceleración/desaceleración de los segmentos corporales.

En otras modalidades deportivas (gimnasia rítmica, patinaje artístico,) se pretende conservar un buen aspecto corporal a expensas de reducir el peso corporal manteniendo o aumentando la masa muscular. Otras especialidades deportivas, por el contrario, precisan un mayor porcentaje de grasa corporal para aumentar el rendimiento deportivo, como es la natación, ya que de esta forma se aumenta la flotabilidad y disminuye la fricción aerodinámica. Este aumento también es beneficioso en deportes de contacto y categorías mixtas (boxeo, lucha, remo, vela, peso).

La valoración de la composición corporal es fundamental en el control de la respuesta al entrenamiento, ya que cualquier cambio en la masa corporal de un deportista puede afectar a su rendimiento, así por ejemplo tras un entrenamiento de fuerza cabe esperar un aumento de la masa muscular por la hipertrofia muscular secundaria, no obstante, la masa corporal podría haber aumentado a expensas del componente graso por un exceso de ingesta calórica.

Otra situación con la que nos podemos encontrar es que algún programa de entrenamiento no provoque cambios en la masa corporal, pero sí que produzca cambios en la composición corporal, ya sea aumentando el componente muscular y disminuyendo el graso o al revés. Del mismo modo la lipolisis durante el ejercicio, o la dieta, no afecta de igual manera a los depósitos grasos ni es igual en todos los individuos, así en los hombres la grasa subcutánea abdominal sufre cambios más importantes que la grasa de piernas o muslos.

Los métodos disponibles en la actualidad para poder medir la grasa corporal son múltiples, si bien la densitometría de cuerpo entero es un método sencillo, fiable, reproducible, de gran precisión, económico, seguro para el paciente y para el operador.

Acostados 7-10 minutos en una camilla se obtendrán datos del % muscular, graso y óseo de todo el cuerpo, y de forma más regional de cabeza, tronco, extremidades superiores e inferiores, pelvis y abdomen (componente visceral y subcutáneo).