La rizartrosis es la degeneración de la articulación en la base del dedo gordo, justo entre el trapecio y el metacarpiano.

Esta es una patología muy frecuente que afecta a un 16-25% de la población y de forma progresiva con el aumento de edad, de predominio en mujeres y en personas con trabajos manuales. Sus síntomas individuales son muy variables de un paciente a otro.

Se manifiesta con dolor en la base del dedo gordo, que empeora al hacer esfuerzos como abrir un tapón o girar un pomo, acciones tan habituales como exprimir un limón, se convierten en dificultades cotidianas incapacitantes que, aunque variables en el día a día, se saben con tendencia a la progresión y son causa de estrés en el paciente que lo sufre.

De la misma forma, se va produciendo una deformidad degenerativa que produce un bulto en la base del dedo y una deformación del mismo.

El tratamiento habitual está enfocado a un alivio sintomático, se busca bloquear el movimiento que causa el dolor, y se pide al paciente que limite sus movimientos, mermando día a día su actividad cotidiana.

Actualmente, el tratamiento quirúrgico empleado suele requerir de una cirugía abierta que elimina el hueso trapecio por completo y que requiere de hospitalización e inmovilización tras la operación. Por ello, al ser una cirugía agresiva y paliativa, suele ser habitual convencer al paciente para convivir con los síntomas y demorar la intervención. Teniendo en cuenta los resultados de la técnica convencional y sus inconvenientes, resulta necesario ofrecer nuevas y mejores soluciones a esta patología.

El equipo que dirijo, en un esfuerzo diario por contribuir a la mejora de los padecimientos que afectan a la mayoría de los pacientes que acuden a consulta, viene desarrollando desde hace 7 años un trabajo basado en la técnica artroscópica avanzada, que permite a través de 3 pequeñas incisiones realizar una intervención que actúa únicamente en la parte afectada del hueso.

Aplicando nuevos conocimientos y los frutos de la experiencia propia, los avances tecnológicos y materiales de última generación, disponemos en la actualidad de una técnica pionera de desarrollo propio.

Esta técnica, elimina de forma selectiva la parte del hueso degenerado, mantenimiento casi toda la estructura del hueso intacta y logra que el dedo articule sin dolor y de forma estable gracias al tejido tendinoso del propio paciente, que interponemos entre los dos huesos que permiten el movimiento.

Con esta nueva técnica podemos tratar precozmente los casos iniciales sintomáticos de forma mínimamente invasiva, así como casos avanzados. Además, es posible actuar frente al problema sin demorarlo excesivamente. No requiere inmovilización (escayola) y el ingreso hospitalario es de corta estancia, permitiendo que el paciente recupere su completa movilidad precozmente y sin dolor.