La cirugía de las hernias de la región inguino-crural continúa presentando aspectos y controversias de interés aún a estas alturas de principios del siglo XXI. Los tres puntos más importantes de discusión se centran en la reparación mediante procedimientos anatómicos de herniorrafia o utilizando mallas de hernioplastia sin tensión; en la técnica anestésica (general, regional o local) y en el coste de los diversos procedimientos e impacto de la modalidad de cirugía laparoscópica (en la cual se implican los tres puntos previos).

Las técnicas laparoscópicas pueden estar justificadas si, a la vez que consiguen obtener los objetivos de la cirugía mínimamente invasiva (menos molestias y secuelas postoperatorias e incorporación a la actividad diaria), se muestran eficaces y eficientes.

Técnica extraperitoneal

Existen diversos procedimientos descritos para la reparación laparoscópica de los defectos de la pared de la región inguinal, pero actualmente se considera la técnica totalmente extraperitoneal (TEP) como la más indicada y con menos riesgos al no invadir la cavidad peritoneal.

Dicha técnica pretende reparar las hernias mediante un abordaje mínimamente invasivo del plano donde se produce el defecto (fascia transversalis), y la colocación de una malla gigante que crea una nueva fascia.

Ventajas

  • Uniformidad en la distribución de las fuerzas de tensión.
  • Mayor superficie de fricción y, por tanto, mejor adhesividad y fibrosis.
  • Menor desplazamiento.
  • Ausencia de debilidad en la malla y de posible irritación o lesión de los elementos del cordón espermático.
  • Posibilidad de solucionar hernias bilaterales no diagnosticadas (20-25%).
  • Tratamiento sencillo de hernias reproducidas.

Beneficios para el paciente

  • Evita la incisión inguinal.
  • Disminuye las posibles complicaciones (hematomas, infección, etc.).
  • Disminuye el dolor postoperatorio.
  • Acorta el tiempo de estancia hospitalaria y de baja laboral.
  • Disminuye el número de recidivas.

A pesar de esto, la técnica laparoscópica en la hernia inguinal no se ha generalizado como ha ocurrido con otras intervenciones (vesícula, apéndice etc…) como consecuencia del mayor coste económico y del rechazo de muchos cirujanos a modificar sus técnicas habituales.