Muchos de los trastornos de aprendizaje de nuestros niños se deben a unos malos hábitos de sueño que se establecen en la infancia», han asegurado en la VIII Actualización Pediátrica, donde han alertado de la importancia que tiene «el valorar el sueño del niño». Leandro Picó, responsable de la Unidad de Pediatría del hospital valenciano, considera que muchos de los problemas de aprendizaje, o neurológicos como el TDAH, se resolverían o mejorarían teniendo en cuenta la calidad del sueño de esos niños. Esta calidad del sueño «se ve amenazada, hoy en día, por factores externos como las luces eléctricas de los aparatos tecnológicos a la hora de irse a dormir o las televisiones, hábitos que provocan un empeoramiento de los hábitos del sueño».

Javier Nieto, especialista en sueño de la Universidad de Oregón (USA), ha presentado evidencias científicas sobre cómo la apnea obstructiva del sueño influye en las enfermedades cardiovasculares, la obesidad, el rendimiento académico o los accidentes de trafico. «La labor del pediatra es importante porque se actúa sobre una población en la que, si se modifican una serie de hábitos en su conducta, condicionan el futuro del adulto, y si se consiguen tratar esas alteraciones en la niñez, se puede conseguir que no haya desviaciones en la edad adulta».

Por ello, señalan, «los horarios escolares, las salidas de los adolescentes que cambian sus rutinas del sueño y hacen que aprovechen menos su lucidez mental, o los turnos laborales, demuestran que hay muchos puntos donde aplicar la fisiología del sueño para mejorar la calidad de vida de la sociedad». «Hay muchas dolencias del presente y del futuro que se evitarían si se consiguiera una buena higiene del sueño».