La práctica regular de ejercicio físico es una recomendación establecida y reconocida por las diferentes sociedades científicas. Aporta múltiples efectos beneficiosos para la salud, muchos de ellos relacionados con la prevención de enfermedades cardiovasculares y el control de sus factores de riesgo.

Para la sociedad, el deporte es sinónimo de salud. De hecho, en los últimos años, se ha incrementado exponencialmente la práctica del deporte recreacional, así como el deporte de alta intensidad, que requiere de una preparación más específica. En España, en el año 2015, el número de licencias registradas a deportistas federados era de 3.5 millones. Sin embargo, no hay que olvidar que el deporte de competición está asociado con mayor riesgo de complicaciones cardiovasculares como el infarto de miocardio o la muerte súbita en individuos susceptibles, por lo que se ha de desarrollar dentro de un ámbito controlado y supervisado.

El problema de la muerte súbita en el deporte constituye el exponente de mayor gravedad, con alto impacto mediático. La necesidad de prevenirla mediante la realización de reconocimientos médicos adecuados constituye un tema de gran interés y actualidad. Según algunos expertos, el reconocimiento cardiológico preparticipación deportiva podría ser efectivo para evitar una parte importante de los casos de muerte súbita. El principal objetivo de este reconocimiento debe ser identificar al subgrupo de deportistas con mayor riesgo potencial de desarrollar complicaciones cardiovasculares graves en relación con la práctica deportiva.

Resaltar que, aún en los casos de reconocimientos exhaustivos y a pesar de los avances en las investigaciones de los últimos años, de forma excepcional, no es posible identificar la presencia de algunas lesiones que tendrían la capacidad potencial de ocasionar un problema cardiovascular grave, y eso es una limitación de la que deben de ser conscientes tanto aquellos que trabajan con deportistas, sobre todo de competición, como los propios atletas. En este sentido, nuestro principal objetivo debe ser intentar minimizar al máximo los riesgos que se puedan derivar de la práctica del ejercicio físico, principalmente de alta intensidad.

Afortunadamente, la incidencia de complicaciones cardiovasculares serias durante la práctica de actividad física es muy baja y suponen el mayor reto preventivo y diagnóstico para los profesionales de la salud que recomiendan y supervisan la práctica de ejercicio físico. Entre las causas más frecuentes antes de los 35 años, se encuentran las miocardiopatías o enfermedades del músculo cardíaco, muchas de ellas con base genética, y las anomalías en las arterias coronarias.

Por el contrario, la cardiopatía isquémica, resultado de la exposición a los factores de riesgo (como la hipercolesterolemia o el tabaco), así como la mala adaptación cardíaca al ejercicio, constituyen las causas más prevalentes de muerte súbita en el deportista, sobre todo a partir de los 35 años.

Adicionalmente a la instauración de reconocimientos médicos adecuados, también resultaría de gran interés la creación de espacios cardio-protegidos, tanto en centros deportivos como en grandes eventos, que posibiliten una asistencia rápida en respuesta a una urgencia cardiovascular que suponga un riesgo vital para el deportista.

Por todo lo expuesto, es necesario resaltar que el deporte es beneficioso y saludable siempre que se practique de forma regular y responsable, progresiva y adaptada a nuestra condición y preparación física.