Investigadores de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) han comprobado que la estimulación cerebral no invasiva mediante corrientes eléctricas reduce el apetito y el deseo de comer, lo que abre una nueva vía para tratar trastornos alimentarios como la obesidad, la anorexia y la bulimia. Según los resultados de las primeras pruebas hechas con pacientes de una investigación dirigida por la profesora de los Estudios de Ciencias de la Salud de la UOC Elena Muñoz-Marrón, la estimulación de ciertas partes del cerebro y la inhibición de otras mediante corrientes eléctricas disminuye el apetito y el deseo de comer. El objeto inicial de la investigación es comprobar el efecto de esta técnica en pacientes con obesidad leve (con un índice de masa corporal de entre 30 y 35) y ampliarlo a partir de mayo a los que padecen obesidad mórbida u otros trastornos alimentarios, como la anorexia.

Según ha explicado la profesora, los afectados por trastornos alimentarios como la obesidad y la anorexia, aunque también presentan rasgos diferenciales, comparten un factor: tienen alterado el proceso de toma de decisiones en relación con la ingesta. La terapia experimental consiste en estimular la actividad de una zona del cerebro -còrtex prefrontal dorsolateral- y disminuir la actividad del cerebelo mediante la aplicación de una corriente eléctrica muy leve que el paciente casi no percibe. «Es la primera vez en el mundo que se hace un estudio en el que se activa al mismo tiempo una parte del cerebro y se inhibe la otra», ha apuntado Muñoz.