El dolor de espalda es uno de los motivos de consulta médica más frecuente. Un correcto diagnóstico es fundamental para que el tratamiento sea exitoso. La espalda y la columna vertebral tienen una anatomía compleja y son muchas las estructuras que participan asegurando que la columna puede desarrollar su triple función: soportar el peso del tronco, cuello y cabeza, permitir y apoyar el movimiento y, por último, proteger a la médula espinal y tractos nerviosos que pasan por su interior.

Si hacemos un repaso a aquello que nos puede provocar dolor de espalda encontraremos los músculos, alteraciones de los ligamentos o de las articulaciones o alteraciones de las vértebras (fracturas, fisuras, desplazamientos anómalos) y/o del disco intervertebral. Esto es fundamental conocerlo, ya que tener dolor de espalda y encontrar una o varias hernias discales en alguna resonancia magnética no implica que éstas sean la causa de nuestras molestias.

Detectar el origen real del dolor

No son pocas las veces que encontramos en nuestras consultas pacientes que han sido sometidos a diversos tratamientos (incluso quirúrgicos) contra las hernias sin que noten alivio alguno, puesto que las hernias, insistimos, no siempre serán el origen del dolor.

Otra cuestión importante es saber que un problema originado en la columna vertebral puede sentirse en otro lugar. El ejemplo más claro es el de la llamada ciática, que se manifiesta con un intenso dolor que «baja por la pierna» cuando puede estar provocado por una compresión del nervio en su salida de la columna vertebral.

Frente a un dolor de espalda, es fundamental ponerse en manos del equipo médico adecuado para conseguir los mejores resultados. Un error de enfoque diagnóstico derivará en un fallo terapéutico siempre.