Dice el refranero popular que 'a quien madruga Dios le ayuda'. Aunque se desconoce cuál es el origen de esta típica expresión española, lo cierto es que no le falta razón. Y es que aunque levantarse temprano no necesariamente garantiza que tengamos un buen día y que la vida nos sonría, lo cierto es que por norma general sí que nos predispone a afrontar la jornada de una forma más positiva. Y es que madrugar no sólo se asocia a una mayor productividad, sino que también determina nuestro estado de ánimo para el resto del día e implica una mejora de nuestro bienestar mental y de nuestra autoestima.

Madrugar, no obstante, casi nunca resulta sencillo, sobre todo cuando la alarma de nuestro despertador nos sobresalta a horas intempestivas. Son mayoría las ocasiones en las que libramos una dura batalla contra la pereza, el principal enemigo del madrugador.

Aunque existen personas para quienes levantarse de la cama no supone ningún tipo de esfuerzo y son capaces de levantarse con energía, buena cara y buen humor al primer pitido de su despertador, para la mayoría esto no es así. Para que madrugar no resulte un suplicio, existen una serie de consejos y trucos que nos pueden facilitar el madrugar. Si los ponemos en práctica y conseguimos vencer a la pereza, la satisfacción personal recorrerá nuestro cuerpo nos hará comprender que el esfuerzo ha valido la pena.

Evita la oscuridad total en tu habitación. Dormir a oscuras no resulta conveniente si pretendes madrugar. Lo mejor es dejar las cortinas o las persianas entreabiertas. De esta forma, conseguiremos que nuestro cerebro relacione la luz natural con que ha llegado el momento de despertarse.

No retrases el despertador. La función ´snooze´ es otro de los grandes enemigos de los madrugadores. Esta funcionalidad, que permite parar el despertador y que vuelva a sonar pasados unos minutos, en realidad sólo contribuye a que levantarnos se nos haga todavía más duro. Los expertos señalan, además, que retrasar el despertador es un autoengaño que no contribuye a un sueño reparador, sino a un sueño ligero y de escasa calidad. Lo mejor es colocar el despertador en un sitio que nos obligue a levantarnos para apagarlo.

Deja la ropa preparada. Si dejas antes de acostarte la ropa que te vas a poner al día siguiente, te resultará más sencillo afrontar el momento de levantarte por la mañana.

No duermas de más los fines de semana. Los expertos en sueño han llegado a la conclusión que dormir más el sábado y el domingo modifica nuestros ritmos circadianos y hace que madrugar el resto de días de la semana sea un suplicio mucho mayor.

Lávate la cara con agua fría. Es cierto que puede ser un hábito no muy agradable, sobre todo en los días de invierno, pero varios estudios han demostrado que el agua fría crea una explosión de adrenalina que hace que quienes aplican esta técnica se levanten menos cansadas y más frescas para el resto del día.

Evita el sedentarismo. Las personas que realizan ejercicio físico y son activas están mucho más despiertas. Además, la mañana es un momento ideal para practicar deporte, mucho más que por la noche, cuando la adrenalina puede hacer más difícil conciliar el sueño.

Tómate un vaso de agua antes de ir a la cama y al levantarte. La hidratación es fundamental para dormir bien, pero también para despertarnos. Y es que la falta de agua hace que nos despertemos más cansados y menos motivados.

Haz la cama. Está demostrado científicamente que dejar hecha la cama es un hábito que ayuda a dar por cerrado el ciclo de descanso y a colocar tu cerebro en modo productivo.

Mentalízate. Hazte a la idea desde el día anterior que te vas a levantar pronto y organiza mentalmente lo que tienes que hacer al día siguiente. De esta forma prepararás a tu cuerpo y te resultará más fácil.

Reparte tus tareas a lo largo del día. Evita sobrecargarte en las primeras horas de la jornada o te resultará más difícil empezar la jornada.

Motívate. Cuando suena el despertador, piensa en positivo. Puedes pensar que es una magnífica oportunidad para estar con las personas que quieres, para realizar aquello que te hace feliz, para aprovechar el tiempo...